El trabajo examinó un montículo arqueológico donde un joven que vivió en la Bulgaria de la Edad del Cobre fue atacado por un felino y sobrevivió quedando discapacitado y es posible que haya sido atendido por la comunidad.
Nadezhda Karastoyanova, Victoria Russeva, Petya Georgieva y Veselin Danov examinaron una tumba en el túmulo de Kozareva y su necrópolis, ubicada en la bahía de Burgas, a unos cuatro kilómetros de la costa.
El individuo fue atacado por un carnívoro enorme, probablemente un león, y como resultado resultó gravemente herido, escribieron los autores.
Cuando se compararon las marcas en el cráneo con los dientes de grandes depredadores, en términos de forma y tamaño eran las que más se parecían a las de los dientes carnales superiores de un león.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que la persona fue atacada por un león, derribado al suelo y mordido varias veces, y sobrevivió con heridas graves y secuelas permanentes tanto en su condición física como psicológica.
Según el análisis de las lesiones, probablemente tuvo dificultades para caminar y podría haber sufrido problemas cerebrales, y sin embargo, vivía y recibía cuidados de la comunidad, lo cual indica que esta cuidaba de sus miembros discapacitados.
De acuerdo con el texto, los leones ampliaron significativamente su área de distribución en la península balcánica, en el sudeste de Europa, durante una fase climática favorable en el período Eneolítico, también llamado Edad del Cobre o Calcolítico.
Se trata de una era prehistórica de transición entre la Edad de Piedra (Neolítico) y la Edad del Bronce, caracterizada por el primer uso de herramientas de cobre, junto con el uso continuado de las de piedra, lo cual marcó el inicio de la metalurgia, los asentamientos más grandes, el comercio y los cambios sociales antes de que el bronce aleado se generalizara.
De acuerdo con los expertos, se han descubierto restos de leones en diversos lugares de Europa del Este, desde el Neolítico hasta finales de la Edad del Hierro, y los hallazgos más antiguos proceden de Bulgaria, Grecia y Hungría.
Los restos de leones más abundantes datan del Eneolítico tardío, hallados en Ucrania, Hungría, Rumanía y Bulgaria, y también se han descubierto importantes restos de las Edades del Bronce y del Hierro en Grecia, Albania y Ucrania.
Dichos hallazgos proporcionan información sobre la fauna, distribución y comportamiento de los leones durante el Eneolítico tardío en Bulgaria, y también sobre la estructura social y el estatus de la sociedad que habitaba el túmulo de Kozareva.
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