Publicado este martes en el Diario Oficial de la Unión, el perdón de Navidad es un beneficio previsto en la Constitución Federal que otorga al Presidente de la República la facultad de indultar, total o parcialmente, las penas de los condenados o reducirlas, siempre que cumplan con los criterios establecidos en el decreto.
Si se beneficia con la indulgencia, el recluso tiene el castigo extinguido y puede dejar la cárcel.
Este año, la orden de Lula aparta del beneficio a los cautivos condenados por delitos graves, violencia contra la mujer, niños y adolescentes, líderes de bandas criminales y personas confinadas en cárceles de máxima seguridad.
También el mandatario prescinde de la conmutación a quienes hayan llegado a acuerdos de delito, independientemente de la contravención, lo cual impide que los informantes se beneficien.
Además, descarta del beneficio a quienes hayan sido procesados por abuso de autoridad o delitos contra la administración pública.
Pese a las exclusiones, el decreto establece normas claras para beneficiar a los penados que ya hayan cumplido parte de su castigo y cumplan criterios específicos, como el tipo de delito y el tiempo de cumplimiento.
La gracia puede extenderse, asimismo, a quienes se encuentren en libertad condicional y contempla situaciones especiales en las que se puede conceder el indulto independientemente del delito (siempre que no se encuentre entre los impedimentos).
En este caso, personas con discapacidades graves o incapacidades físicas significativas (como paraplejia o ceguera), reclusos en fase terminal de enfermedades, como el VIH/Sida, siempre que se acredite mediante informes médicos oficiales.
De igual forma, mujeres embarazadas de alto riesgo, cuyas condiciones de salud requieran atención que no pueda brindarse en el sistema penitenciario, personas con enfermedades graves, crónicas o altamente contagiosas, y casos de trastorno del espectro autista.
En la práctica, el decreto facilita el indulto a las personas condenadas por delitos no violentos o sin amenaza grave, siempre que hayan cumplido parte de su condena antes del 25 de diciembre.
A la par, en algunos casos, también considera penas más leves y antecedentes laborales o de estudios en prisión. Por ley, el perdón no se aplica a las personas condenadas después de la publicación del decreto.
Tal beneficio es una tradición de fin de año en Brasil, en la que el presidente puede indultar, total o parcialmente, las sanciones de algunos condenados, siguiendo la política penal y penitenciaria vigente.
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