Las protestas tuvieron lugar en respuesta a un llamado del presidente del Consejo Supremo Islámico Alauita, Ghazal Ghazal, para exigir la liberación de exmilitares detenidos y reclamar la adopción de un sistema federal.
Según reportes oficiales, las concentraciones derivaron en actos de violencia que atribuyeron a armados fuera de la ley y otros vinculados al depuesto gobierno de Bashar Al-Assad.
La Dirección de Salud de Latakia explicó en un comunicado difundido por la agencia SANA que los hospitales atendieron a lesionados por armas blancas, pedradas y disparos, dirigidos contra fuerzas de seguridad y ciudadanos.
La entidad añadió que dos ambulancias quedaron fuera de servicio tras ser atacadas y vandalizadas mientras cumplían labores humanitarias, aunque el personal médico continúa brindando atención de emergencia.

En la ciudad costera de Jableh, decenas de personas se concentraron portando pancartas en favor de la protesta pacífica, la liberación de detenidos y la descentralización, mientras otra concentración derivó en enfrentamientos con simpatizantes del gobierno sirio.
Manifestaciones similares se registraron en localidades como al-Daliyah y en la ciudad de Qardaha.
En la provincia de Tartus, cientos de personas se reunieron en el centro urbano bajo protección de las fuerzas de seguridad interna, mientras protestas similares se desarrollaron en los municipios de Banias y Sheikh Badr.
Asimismo, en el oeste de la provincia central de Hama hubo concentraciones en Masyaf y en aldeas de la llanura de Ghab, donde se corearon consignas similares.
Las autoridades reiteraron su llamado a preservar la paz civil y advirtieron sobre los intentos de desestabilización mediante la violencia, al tiempo que subrayaron el derecho a la protesta pacífica dentro del marco de la ley.
Se trata de la segunda ola de protestas de la comunidad alauita, una minoría en Siria, que fue blanco durante el último año de ataques y violaciones de carácter sectario y de venganza.
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