Al intervenir en la reunión del Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana, dedicada a la situación en RDC, apuntó que el momento exige la franqueza de reconocer que los acuerdos no bastan para poner fin a la guerra, se requiere transparencia y responsabilidad para convertir los compromisos en realidad.
“El verdadero desafío radica en garantizar que los acuerdos alcanzados se implementen de forma plena y verificable”, sostuvo el canciller en el encuentro, celebrado por videoconferencia.
Añadió que la falta de una determinación política sincera, “sumada a la proliferación de procesos paralelos sin compromisos vinculantes ni mecanismos efectivos de rendición de cuentas, ha venido debilitando la credibilidad colectiva”.
António se refirió a la situación en las provincias de Kivu Norte, Kivu Sur e Ituri, que son escenario de enfrentamientos entre múltiples grupos armados, tanto nacionales como extranjeros, en un entorno de proliferación de armas, economías ilícitas y explotación ilegal de recursos naturales.
Agregó que esta crisis ya no puede considerarse episódica, sino estructural, y tiene implicaciones para toda la región de los Grandes Lagos y para la seguridad continental.
“Angola expresa su más enérgica condena a las atrocidades cometidas contra la población civil en el este de la RDC, en particular en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, recientemente con la captura de Uvira poco después de la firma de los Acuerdos de Washington”, afirmó el ministro.
Aludió a las denuncias de asesinatos, desplazamientos forzados, la violencia sexual de género y el reclutamiento de niños soldados los cuales constituyen graves violaciones de los derechos humanos y una amenaza intolerable para la paz y la dignidad humana en la región.
Reafirmó la posición de su país en defensa de la soberanía de la RDC y la protección de la población civil, instando al cese inmediato de las hostilidades.
António significó que, además del sufrimiento humano, la inestabilidad también afecta proyectos económicos estratégicos, socava los esfuerzos de integración africana y debilita la confianza entre los Estados vecinos, a la vez que allana el camino para la proliferación del terrorismo violento y la delincuencia organizada transnacional.
Alertó sobre “la peligrosa tendencia de la comunidad internacional a normalizar gradualmente la tragedia” congoleña y llamó a todos los actores a respetar los principios acordados, implementar los compromisos asumidos y priorizar el diálogo sincero e inclusivo.
Consideró urgente promover el programa africano para la reconstrucción de la confianza transfronteriza, y la institucionalización de sanciones políticas graduales, incluidas las restricciones diplomáticas, contra quienes sabotean deliberadamente los procesos de paz.
“Es prioritario que los Estados miembros de la Unión Africana adopten una Declaración Continental contra la instrumentalización de los grupos armados como herramientas de política exterior, acompañada de un compromiso verificable”, agregó.
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