A pesar de los procedimientos realizados desde el fin de semana, el cuadro clínico de Bolsonaro, quien purga una condena de 27 años y tres meses de cárcel por tentativa golpista, no ofrece certezas.
El político ultraderechista continúa bajo observación clínica, mientras intenta estabilizar los episodios de hipo persistente en el hospital DF Star.
Su hijo Carlos Bolsonaro publicó que su padre inició tratamiento para apnea del sueño y que la presión arterial y los niveles de hierro son monitoreados de forma constante.
Los médicos recurrieron a bloqueos del nervio frénico para controlar el diafragma.
Primero se intervino el lado derecho y luego el izquierdo, en un lapso de dos días.
El equipo informó que el excapitán del Ejército se encontraba estable tras la segunda intervención.
Si la evolución es favorable, podría recibir el alta a comienzos de enero y regresar a prisión en la Superintendencia de la Policía Federal, en Brasilia.
En paralelo, Bolsonaro fue sometido a una cirugía para corregir hernias inguinales. La ex primera dama Michelle Bolsonaro aseguró que la operación fue exitosa. Con esta nueva intervención ya suman 10 las cirugías desde el ataque al abdomen que sufrió con un puñal durante la campaña electoral de 2018.
La sucesión de procedimientos médicos, sin embargo, mantiene encendida la señal de alerta.
El hipo recurrente puede estar asociado a irritaciones del nervio frénico o procesos digestivos.
Aunque no necesariamente implica riesgo inmediato, sí revela inconsistencia en su estado general.
Esa fragilidad tiene consecuencias más allá del ámbito estrictamente sanitario.
Bolsonaro sigue siendo una figura central para la derecha brasileña. La condición física incide en la dinámica interna de ese campo político.
Según analistas, su liderazgo personalista resulta decisivo para mantener cohesionada a la base bolsonarista (adeptos del expresidente).
Figuras como sus hijos y dirigentes de ultraderecha intentan ocupar el vacío, pero la ausencia del propio Bolsonaro altera la narrativa y la movilización de su electorado.
En el horizonte aparece además la campaña para las elecciones de 2026. El estado de salud del exjefe de Estado será un factor de cálculo político.
La derecha tradicional podría intentar recuperar protagonismo en un escenario de dispersión.
Mientras tanto, el Gobierno y la oposición observan cada parte médico con atención estratégica.
Los próximos días serán decisivos para evaluar la recuperación del expresidente.
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