En un comunicado publicado este martes, la Alianza señaló que Farinango recibió impactos de bombas lacrimógenas en su cuerpo, uno de los cuales le provocó severas lesiones internas que derivaron en el deterioro progresivo de su estado de salud hasta su fallecimiento.
El documento sostiene que las heridas fueron consecuencia directa de un patrón sistemático de uso excesivo, ilegítimo y potencialmente letal de la fuerza por parte de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas durante el levantamiento popular contra medidas del Gobierno de Daniel Noboa.
El pronunciamiento apunta que durante el paro nacional, impulsado por el movimiento indígena, se registraron múltiples episodios de uso de armamento letal y no letal a corta distancia, agresiones contra personas detenidas y operativos en comunidades indígenas durante la noche y la madrugada.
La Alianza concluyó que la muerte de Edison Farinango es responsabilidad del Estado ecuatoriano y del Gobierno de turno, no solo por la represión ejercida durante el paro, sino también por la ausencia de diálogo, la adopción de decisiones económicas sin evaluación de impactos en derechos humanos y el deterioro del sistema público de salud.
Con el fallecimiento de Farinango, suman cuatro las personas que murieron por acciones atribuidas al uso excesivo de la fuerza por parte de policías y militares en el contexto de las protestas antigubernamentales de septiembre y octubre de 2025, según organizaciones de derechos humanos.
El levantamiento fue convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y respaldado por otros sectores sociales en rechazo al incremento del precio del diésel y, en general, a la política económica del Gobierno.
Las movilizaciones se extendieron del 22 de septiembre al 22 de octubre y provocaron bloqueos de carreteras y paralizaciones en varias ciudades, especialmente en la región andina del norte de Ecuador.
Antes de la muerte de Farinango, se registraron otros tres fallecimientos: Efraín Fuérez, José Guamán y Rosa Paqui, esta última murió por la inhalación de gas lacrimógeno, mientras que los dos jóvenes indígenas fallecieron por heridas de bala, según las denuncias.
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