Según los cálculos de Agencia Internacional de la Energía (AIE), las expulsiones de CO2 ligadas a la rama aumentaron uno por ciento en 2023 frente a 2022, aunque el ritmo del incremento anual perdió celeridad gracias al mayor uso de las fuentes renovables.

Sin las tecnologías de energía limpia, “el aumento mundial de las emisiones de CO2 en los últimos cinco años habría sido tres veces mayor”, estimó la institución en un informe publicado este viernes.

A juicio de la AIE, las sequías extremas provocaron el año pasado un déficit excepcional de energía hidroeléctrica, lo que obligó a importantes economías a elevar el uso de combustibles fósiles.

Ese factor fue el causante de más del 40 por ciento del aumento de las emisiones en 2023, pues “los países recurrieron en gran medida a alternativas de combustibles fósiles para cubrir el déficit”.

No obstante, economías desarrolladas registraron una caída récord de las emisiones, hasta “niveles no vistos desde principios del siglo XX”, señaló la AIE.

En opinión de la entidad, “el descenso de las emisiones en las economías avanzadas se debió a la combinación de un fuerte despliegue de energías renovables, el cambio del carbón al gas, mejoras en la eficiencia energética y una producción industrial más suave”.

China y otro pequeño grupo de países con potentes economías representaron el 90 por ciento de las nuevas centrales solares fotovoltaicas y eólicas del mundo, y el 95 por ciento de las ventas de vehículos eléctricos en 2023, ilustró.

Las emisiones del sector energético representan alrededor del 90 por ciento de las provocadas por el hombre, de ahí la relevancia del tema, recordó la AIE, con sede en París, Francia.

«La transición hacia energías limpias continúa rápidamente y frena las emisiones, incluso con una demanda energética mundial que creció más en 2023 que en 2022», señaló el director ejecutivo de la agencia, Fatih Birol.

Si bien el incremento de emisiones vinculadas a la energía entre 2019 y 2023 fue de 900 millones de toneladas, la cifra hubiera sido tres veces mayor sin el despliegue de cinco tecnologías clave: la energía solar, eólica y nuclear, las bombas de calor y los vehículos eléctricos, detalló la evaluación.

mem/mjm