En un comunicado, la organización alertó sobre el incremento de los maltratos desde el 7 de octubre del pasado año, cuando comenzó el nuevo ciclo de violencia en la zona.

En especial, citó el caso de la prisión de máxima seguridad de Gilboa, donde, señaló, 320 detenidos palestinos sufren un infierno mortal.

El 8 de octubre, nuestras celdas fueron asaltadas, nos ataron y nos golpearon brutalmente en todo el cuerpo, y luego confiscaron nuestros bienes personales, detalló un recluso al equipo jurídico de la Comisión.

No tenemos ropa ni mantas, se nos imponen castigos y multas, y rara vez se nos permite visitar la clínica penitenciaria a conseguir medicamentos, expresó.

El organismo criticó el silencio internacional ante esas prácticas violatorias de los derechos humanos.

A principios de este mes, la Comisión y el Club de Prisioneros alertaron en un informe conjunto que la vida de los detenidos palestinos en Israel se volvió más difícil como resultado de las medidas sin precedentes contra ellos.

Citaron como ejemplo el llamado examen de seguridad o pase de lista, “convertido en una herramienta para humillar y abusar de los detenidos”.

A partir del 7 de octubre, los detenidos deben arrodillarse e inclinarse durante ese proceso como parte de una estrategia para humillarlos durante el conteo, indicaron.

También criticaron la ausencia de servicios médicos en las prisiones israelíes, pese a la cantidad de palestinos enfermos o con problemas crónicos.

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