Pareciera una parodia del primer párrafo de Don Quijote de la Mancha, considerada una de las mejores obras de la literatura universal, del novelista, poeta, dramaturgo y soldado español Miguel de Cervantes Saavedra.

Pero el caso que nos ocupa ocurre en la capital de Uruguay, en el barrio Larrañaga, también conocido como Cervantino.

No es para menos, Cervantes y los protagonistas de su obra excelsa, publicada en 1600, forman parte del ambiente de la localidad, de sus fachadas, calles y plaza.

Los vecinos cuentan que quienes diseñaron la estructura local bautizaron la plaza como Alcalá de Henares, allá donde nació en 1547 el reconocido como Príncipe de los Ingenios o, de manera más popular, el manco de Lepanto.

Una de las calles de Larrañaga se denomina Don Quijote, otra Sancho Panza y otra Dulcinea, este último personaje dibujado en una fachada con una perspectiva actual de picaresca sensualidad.

Para los vecinos, la obra y vida del escritor español está en el imaginario colectivo y forma parte de la identidad del barrio.Así lo describe Ana Pehar, residente y miembro de la Comisión de Fomento, quien rememora cómo fueron convirtiendo paredes en obras de arte inspiradas en el texto literario en lengua castellana más publicado y traducido.

“Nos animaron a presentarnos en el proyecto Patrimonio de los Barrios y entonces sugerimos darle color al Cervantino”, cuenta Pehar.

De allí nació la propuesta de los 10 murales que ilustran la barriada,en los que participaron vecinos, escuelas y artistas.

Caminar por Larrañaga es un viaje al libro de Cervantes. Los murales hoy están acompañados por códigos QR que van relatando la historia del ingenioso hidalgo,en medio de una capital cosmopolita como Montevideo que recibió en julio de 2016 la distinción de Ciudad Cervantina.

(Tomado de Orbe)