Durante una reunión con todo su gabinete, Lula reveló que, en su más reciente conversación telefónica con su homólogo estadounidense, Donald Trump, intentó persuadirlo de que la negociación es una vía más eficaz y menos costosa que la confrontación militar.
«Conversar es siempre mejor que hacer la guerra; el diálogo ahorra sufrimiento y evita errores que luego pagan los pueblos», afirmó el gobernante, en un mensaje dirigido a la escalada que se vive en el Caribe.
Aunque Lula no mencionó explícitamente a Venezuela, el tema estuvo presente tanto en ese contacto con Trump como en la llamada que mantuvo a inicios de diciembre con el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, según confirmó el propio Gobierno brasileño.
En esa conversación, el exdirigente obrero expresó su preocupación por el aumento de la presión militar y económica de Washington sobre Caracas y se ofreció a colaborar, de manera discreta, en la búsqueda de una salida negociada.
La postura brasileña contrasta con la situación que se vive actualmente en Venezuela, donde el bloqueo y las sanciones internacionales se intensificaron, afectando de forma directa la exportación de petróleo, principal fuente de ingresos del país.
De manera unilateral, Estados Unidos mantiene un férreo control sobre las operaciones petroleras venezolanas, limita el acceso a mercados internacionales y refuerza medidas que, según Caracas, constituyen una asfixia económica deliberada.
El Gobierno de Maduro denuncia que estas acciones agravan la crisis social y económica, y advierte que el cerco profundiza la escasez de recursos para importar alimentos, medicinas y bienes esenciales.
Desde Brasilia, sin embargo, Lula ha evitado declaraciones públicas de alto voltaje y opta por una diplomacia silenciosa, consciente del delicado equilibrio regional.
Fuentes diplomáticas señalan que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil trabaja en segundo plano para mantener canales abiertos con todas las partes involucradas.
Analistas consideran que Brasil busca recuperar un rol de mediador regional, apostando por el entendimiento y rechazando cualquier escenario de intervención armada.
En un contexto de creciente polarización internacional, la posición del fundador del Partido de los Trabajadores refleja la preocupación de que un agravamiento del conflicto venezolano tenga efectos desestabilizadores en toda América Latina.
La advertencia de Lula resume la postura brasileña: más palabras y menos sanciones, antes de que la confrontación termine imponiéndose sobre la diplomacia.
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