viernes 29 de marzo de 2024
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Funeral alemán, preludio de tormenta social

Berlín, 15 feb (Prensa Latina) El conflicto en Ucrania, el búmeran europeo de sanciones antirrusas y las maniobras de Estados Unidos parecieron ser la fórmula para desbancar a Alemania de su posición de locomotora europea, mientras sueña con más gastos militares.

Cuando fuentes como el Instituto de la Economía Alemana pronostican una nueva contracción económica del 0,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), diputados germanos proponen llevar a 200 mil millones de euros los gastos bélicos.

Después que el 24 de febrero de 2022 el presidente Vladimir Putin ordenó una operación militar para proteger a la población de la región sublevada de Donbás, Alemania dio un giro de 180 grados a sus nexos comerciales con Rusia y se sumó a sanciones aplicadas a ese país.

Occidente suministró a Ucrania unos 148 mil millones de dólares en armamentos diversos desde el comienzo del conflicto. En el caso de esta nación, envió tanques y misiles de mediano alcance a Kiev, mientras negocia la posibilidad de aportar cohetes de largo alcance.

Pero las propuestas a aumentar los gastos de defensa, pese a la crisis evidente de la economía nacional, respondieron a declaraciones del exmandatario estadounidense Donald Trump, quien amenazó con dejar sin protección a aliados que se niegan a desembolsar más en defensa.

Sin embargo, las declaraciones de Trump, más bien relacionadas con el esquema de financiamiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, buscarían lo que el diario digital Vzgliad considera como estrategia de Washington para anular la economía germana.

La publicación denunció en su momento que en la contracción económica teutona de 0,3 por ciento en 2023 incidieron en gran medida varios factores: perjuicios para este país de restricciones a Rusia, su política energética y estrategias aplicada por la Casa Blanca.

Alemania se sumó al boicot de los hidrocarburos de Rusia, pese a ser este su principal suministrador, con lo cual perdió la ventaja de energéticos baratos, herramienta crucial en su salto económico.

Berlín también desató el alza energética al pasar en 2021 de una generación eléctrica por centrales atómicas de 12,6 por ciento a 6,4 en 2022, mientras que la energía fotovoltaica fue de 8,7 a 10,6 en el mismo periodo, sin que ello llegara a cubrir todas las necesidades.

Por otro lado, Estados Unidos puso en práctica su Inflation Reduction Act que ofreció cientos de millones para captar empresas foráneas, sobre todo del sector de la economía verde.

La iniciativa prevé que los beneficios lo reciban empresas, cuyos productos sean elaborados en un porcentaje muy alto en Estados Unidos.

Así, la compañía BASF, líder en productos químicos, anunció que cerraría varias fábricas en Alemania para trasladarse al país norteño.

De acuerdo con el rotativo digital El diario, el productor de coches eléctricos Tesla anunció en febrero de 2023 que renunciaba a su proyecto de construir su mayor fábrica de baterías cerca de Berlín, prefiriendo focalizarse en el mercado estadounidense.

Además, la subvención a la compañía Intel por el gobierno germano pasó de seis mil 800 millones de euros a 10 mil millones para retener el proyecto de construcción de una fábrica de chips en Magdeburgo.

La semana pasada, la compañía Ford anunció que dejaba sin empleo a tres mil 500 obreros de la fábrica Saarlius, en tanto la empresa de neumáticos Goodyear cerró otras dos fábricas en esta nación.

De acuerdo con un sondeo de la federación empresarial alemana BDI, el 16 por ciento de las empresas Mittelstand entrevistadas había comenzado trámites para relocalizar parte de su negocio, mientras que otro 30 estaba considerando hacerlo.

La agencia Bloomberg señaló que los tiempos de Alemania como superpotencia industrial se acercan al final.

El propio canciller federal alemán, Olaf Scholz, reconoció con anterioridad a ese medio que su país carece de perspectivas geopolíticas, industriales ni de desarrollo del mercado del trabajo.

¿EL TIRO DE GRACIA?

La vocación casi suicida de los políticos europeos, que con la aplicación de gran parte de las 14 mil medidas punitivas unilaterales contra Rusia causaron daños a sus propias economías, se mantiene vigente y el caso alemán esta lejos de ser la excepción.

De acuerdo con el diario El País, en 2022 los principales socios comerciales de Alemania fueron China, con 299 mil millones de euros, y Estados Unidos, con 248 mil millones de euros. Mientras que BASF invirtió 10 mil millones de euros en una nueva fábrica en China, mientras que la compañía Volkswagen, mayor productor de autos de Europa, coloca allí el 40 por ciento de su producción.

Sin embargo, Berlín, a petición de la Casa Blanca, a regañadientes se suma de forma paulatina a una confrontación económica con Beijing, una posición que recuerda a la asumida con Moscú.

Tal situación ocurre cuando el sector agrícola en Europa, y en Alemania en particular, refuerza sus protestas contra la reducción de subsidios y la entrada de productos más baratos de Ucrania, mientras otros sectores demandan mejores salarios y mantener el apoyo estatal.

El sepelio de Alemania como locomotora económica de Europa parece dar sus primeros pasos y el carruaje del cortejo fúnebre, al parecer, lo empujan desde Washington.

mem/to

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