La presentación de En un barrio viejo, Los del baile y Ociel del Toa abrió el debate sobre la narrativa del que es considerado uno de los documentalistas de la vanguardia cubana de la década del 60.
Con la participación del director de la Cinemateca de Cuba, Luciano Castillo, y el también director de cine Enrique Kiki Álvarez se proyectó además por primera vez en Nueva York el documental Landrián, de Ernesto Daranas, dedicado a resaltar la obra casi desconocida del protagonista de la tarde.
De acuerdo con la directora artística del Havana Film Festiva, Diana Vargas, las creaciones de “Nicolasito” se caracterizan por su mirada contemporánea y avanzada para su tiempo.
“Es un cine de reflexión y cuidado. Es la mirada de un cineasta que impresiona por la profundidad que quiere comunicar”, dijo a Prensa Latina.
Junto a Tomás Gutiérrez Alea, Landrián centrará varios de los eventos teóricos paralelos en la 24 edición del evento que tendrá su noche de apertura el próximo viernes en el Cine Quad con una ambiciosa selección de películas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, México, Perú, Panamá, Uruguay y otros países de la región.
Desde su creación, el certamen tratar de que la gente se acerque a la cultura latina desde un lugar mucho más amplio, diverso e inclusivo que es el cine y el arte en general, aseguró Vargas.
Tras más de dos décadas convocando al público latino y norteamericano en la ciudad, el evento ha logrado que los asistentes sientan a América Latina y el Caribe más allá de los estereotipos, agregó.
“La gente ha entendido que somos muy diferentes y que en esa diferencia está la riqueza nuestra”, insistió.
Otro de los valores agregados del evento es la participación de creadores consolidados y emergentes que promueven su obra en diálogo directo con su público.
Con ese objetivo, el Festival prevé la presentación y proyección de las cintas cubanas La mujer salvaje, de Alán González; Bajo un sol poderoso, de Kiki Álvarez; Una noche con los Rolling Stones, de Patricia Ramos; junto a la colombiana Igualada, de Juan Mejía Botero.
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