En un nuevo informe, basado en la cuarta Encuesta sobre las Intenciones de los Refugiados Sirios y elaborada a partir de entrevistas con casi cuatro mil desplazados en Jordania y Líbano, la organización humanitaria subrayó que continúan las dudas y el temor entre quienes evalúan regresar a sus lugares de origen.

De acuerdo con los resultados del estudio, solo el 25 por ciento de los consultados manifestó su intención de retornar, mientras el 46 por ciento dijo mantener incertidumbre ante ese posible paso. Un 30 por ciento descartó regresar, alegando la persistencia de la violencia, el deterioro de las condiciones de vida y el riesgo que supondría la reintegración social en medio de un contexto aún volátil.
El texto describe un panorama desolador en zonas devastadas por años de conflicto, donde abundan viviendas destruidas y servicios básicos colapsados. Según el IRC, más de la mitad de las redes de agua del país y cuatro de cada cinco sistemas eléctricos permanecen destruidos o fuera de operación, dejando a millones de personas sin acceso a suministros esenciales.
A ello se suma la amenaza de los explosivos remanentes de la guerra, incluidas minas terrestres y municiones sin detonar. En algunas regiones, el 87 por ciento de los habitantes reporta la presencia de artefactos explosivos a menos de diez kilómetros de sus hogares, lo que convierte el retorno en una decisión de alto riesgo.
Si bien una cuarta parte de los refugiados expresa su deseo de regresar, las condiciones actuales hacen que ese retorno esté lejos de ser seguro, digno o sostenible, afirmó Juan Gabriel Wells, director del IRC en Siria.
Subrayó que más de 16 millones de personas requieren asistencia humanitaria en un contexto marcado por la caída de los presupuestos de ayuda internacional y el deterioro económico, factores que incrementan la vulnerabilidad tanto de los refugiados como de los retornados y las comunidades receptoras.
Wells destacó además la enorme presión sobre el sistema de salud, y señaló que las clínicas y hospitales del IRC continúan operando al límite de su capacidad. Como ejemplo, mencionó el Centro de Protección de la Mujer en Homs, que alcanzó su máximo nivel de atención apenas semanas después de su inauguración.
El IRC instó a los gobiernos de acogida y a los países donantes a respetar los principios del retorno voluntario, seguro y digno, y a reforzar la inversión en programas de asistencia humanitaria y recuperación temprana, “tanto dentro de Siria como en los países vecinos, para garantizar a los sirios una vida estable y digna, dondequiera que decidan establecerse”.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur) confirmó recientemente que más de un millón 200 mil refugiados sirios regresaron a su país desde diciembre de 2024, y precisó que la mayoría de los regresados provenían de naciones vecinas, en particular Türkiye, Líbano y Jordania, mientras un número menor procede de otras.
Según el documento, dentro del territorio sirio más de un millón 900 mil desplazados internos regresaron a sus comunidades de origen o manifestaron su intención de hacerlo, entre ellos más de un millón de personas que abandonaron los campamentos del norte del país. No obstante, cerca de siete millones permanecen aún desplazados.
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