Joe Biden y Donald Trump, candidatos asegurados por los partidos tradicionales, Demócrata y Republicano, recibirán un poco más de delegados para sumar a los que tienen rumbo a la convención nacional de ambas formaciones políticas, previstas para el verano.
Las primarias presidenciales republicanas serán en Arizona y Florida; mientras que la de ambos partidos tendrán lugar en Illinois, Kansas y Ohio.
Por ejemplo, los demócratas se preparan para que Biden obtenga los 127 delegados que otorga Ohio.
Entretanto, Trump lleva hasta el momento mil 265 delegados y va por los 79 que le daría Ohio.
El actual presidente llega a esta contienda con dos mil 101 delegados para la Convención Nacional Demócrata que se realizará en agosto en Chicago, Illinois.
En Arizona algunos progresistas están organizando una votación de protesta por el manejo por parte de Biden de la guerra de Israel en Gaza.
Según reportes, hay demócratas que instan a votar por Marianne Williamson, quien hace rato abandonó la carrera, pero que durante su fallida campaña pidió un alto el fuego en Gaza.
Sobre lo que mueve el hacer política, datos recién revelados arrojan que la campaña para la reelección de Biden recaudó 155 millones de dólares, una cifra muy por encima de la de Trump.
Solo en febrero el mandatario de turno recaudó 53 millones, el mejor mes en cuanto a fondos acopiados por donantes de base, señalaron funcionarios de la campaña.
Mientras en enero los comités electorales de Trump se hicieron de 36,6 millones de dólares, pero gastaron más de lo que recabaron, debido, en buena medida, a egresos por las tarifas legales por la montaña de juicios que pesan sobre su eventual abanderado.
Los observadores consideran que esta será una de las campañas más largas de la historia moderna de Estados Unidos, solo comparable con las de los años 2000 y 2004, cuando los candidatos se quedaron tempranamente sin rivales.
En el año 2000 el demócrata Al Gore, entonces vicepresidente, y el republicano George W. Bush, quien era gobernador de Texas, se quedaron solos después del Supermartes de marzo, pero no contaban con los delegados suficientes para considerarse candidatos.
Cuatro años después, en 2004, el demócrata John Kerry también logró asegurar su candidatura después del Supermartes para enfrentar a Bush, que optaba por la reelección.
Ahora el país está en un momento de incremento de la polarización política y en un escenario en el que esos propios casi candidatos cuentan con altos índices de rechazo de los votantes, a tono con las encuestas.
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