Todos los Estados antillanos se sumarán al Caribe Wave 24, junto a otras naciones de América Latina para validar y promover la preparación en situaciones de alarma por un maremoto.
En cada caso estarán presentes las entidades meteorológicas y las agencias de manejo de desastres, a fin de comprobar el funcionamiento de los canales de comunicación y los procedimientos a seguir en las distintas fases de alerta.
La maniobra pondrá a prueba a la región ante el escenario de un tsunami generado por un sismo de 8,7 grados de magnitud en Puerto Rico u otro fenómeno similar, pero provocado por un temblor de 8,4 grados en el Cinturón Deformado del Norte de Panamá.
San Cristóbal y Nieves, por ejemplo, dijo que se concentrará en evaluar los planes de respuesta desde la bahía de Dieppe hasta las localidades de Lynches y Saddlers, para detectar y corregir posibles vulnerabilidades .
Mientras, San Vicente y las Granadinas como preámbulo ayer realizó un taller de actualización de sus protocolo de prevención ante tsunamis, tomó referentes internacionales para enfrentar el cambio climático y buscó familiarizar a los participantes con la estructura de los mensajes de alerta y notificación al público.
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