«La reciente tragedia en las afueras de Moscú, que provocó muertes y heridas a cientos de personas inocentes, confirma la necesidad de medidas para reprimir las actividades terroristas y extremistas», dijo Nurimbetov al intervenir en la 41 reunión de la Estructura Antiterrorista de la Organización de Cooperación de Shanghai.
La importante cita comenzó este viernes en la capital uzbeca con la participación de delegaciones de miembros de la citada organización y países centroasiáticos, según destacó el canal de televisión, Uzbekistán 1.
El vicecanciller recordó que el presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyóyev, «condenó con firmeza esta atrocidad. «Estamos seguros de que los organizadores y perpetradores recibirán un castigo inevitable», añadió.
El 22 de marzo, un comando de hombres armados disparó contra una multitud reunida para un concierto de rock en la sala Crocus City Hall, situada al noroeste de Moscú, e incendió el recinto. Según los últimos datos oficiales, el ataque terrorista se saldó con 143 muertos, entre ellos niños, y unos 180 heridos.
Hasta ahora fueron detenidos 11 implicados, incluidos los cuatro atacantes, originarios de Tayikistán, que abrieron fuego contra los asistentes al concierto.
El presidente Vladímir Putin, reconoció el lunes que el ataque fue obra de islamistas radicales, pero supuso que podría ser un eslabón en una cadena de operaciones que se llevan a cabo contra Rusia desde 2014 «con las manos del régimen neonazi de Kiev».
Según el Servicio Federal de Seguridad, después del atentado los terroristas intentaron huir hacia la frontera entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, Ucrania negó de plano su implicación en el ataque.
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