El descontento de la población, medios políticos y personalidades religiosas y de la sociedad civil apuntan a la reforma de la elección presidencial y a la creación del cargo de presidente del Consejo de Ministros que los adversarios del proyecto califican de maniobra para perpetuar en el poder al actual mandatario, Faure Gnassingbé.
Acorde con el nuevo sistema, la elección del presidente estará en manos del parlamento.
La reversa en el trámite de las modificaciones, que estaban a la firma del mandatario, fue explicado en un comunicado de la oficina presidencial aparecido en las ediciones matutinas de la prensa por “el interés creado por la adopción del proyecto (…) y la naturaleza perfectible de la ley”.
Otra enmienda a la carta magna incluye el límite a uno de los mandatos del jefe de Estado.
Sin embargo, el regreso al parlamento del proyecto en modo alguno implica que será retirado, aclara el texto oficial.
Entre los adversarios de las reformas en su forma actual aparece la Conferencia de Obispos católicos cuyos miembros afirman en un comunicado que “un asunto tan importante (…) debe dar paso a amplias consultas y a un debate nacional más inclusivo”.
El encontronazo entre los patrocinadores de las enmiendas y los medios políticos y sociales eleva la temperatura política togolesa, alta debido a la proximidad de los comicios generales programados para el próximo día 20 en los cuales el presidente Gnassingbé aspira a un nuevo mandato.
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