viernes 3 de mayo de 2024
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Ciudad corsaria (+Fotos)

París, 7 abr (Prensa Latina) Aguas cristalinas, islas e islotes, playas y un coqueteo del mar que hace —según la marea— accesible o no a través de la arena el añejo Fuerte Nacional, hacen de la Costa Esmeralda un destino turístico favorito de la Bretaña francesa, en el que Saint-Malo es la joya de la corona.

Famosa por albergar los navíos de corsarios, la ciudad fortificada gozó de su esplendor en los siglos XVII y XVIII, y por su posición estratégica fue un escenario permanente de conflictos entre el Ducado de Bretaña y el Reino de Francia, hasta que a finales del siglo XV la soberana Ana de Bretaña la anexó al Reino.

Increíbles vistas desde las murallas permiten apreciar las islas anglonormandas de Guernesey, Jersey y Sercq, en una villa abarrotada de vacacionistas en el verano por sus hermosas playas, pero siempre atractiva por su historia, sus empedradas callejuelas, en las que vale la pena perderse, y su puerto viejo, punto de partida de la famosa regata transatlántica La Ruta del Ron, con destino en la antillana Pointe-à-Pitre, Guadalupe.

Saint-Malo se levanta sobre una roca y suele evocar los nombres de legendarios corsarios como René Duguay-Trouin, a quien se le atribuye la captura de unas 300 embarcaciones y la increíble toma de Río de Janeiro, y Robert Surcouf, merecedor del simbólico título de Rey de los Corsarios tras apoderarse del enorme navío comercial Kent, perteneciente a la Compañía Británica de las Indias Orientales.

Una parada obligada en la ciudad amurallada bretona es la catedral de Saint-Vincent-de-Saragosse, su construcción más antigua, que vela por sus habitantes desde el siglo XII.

(Tomado de Orbe)

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