En conferencia de prensa previo a su regreso, la alta funcionaria reconoció los avances en la estabilidad de los nexos bilaterales y destacó que en el último año se reunió tres veces con el viceprimer ministro chino He Lifeng.
Afirmó que ambos países mantuvieron un diálogo sustantivo y profundo dentro del marco del Grupo de Trabajo Económico y Financiero y anunció que Estados Unidos será sede de la cuarta reunión de este grupo la próxima semana.
Yellen expresó que estos intercambios permiten comprender mejor las políticas económicas de China y promover los intereses de la parte norteamericana.
Además, enfatizó que Washington comunicó sus preocupaciones de seguridad nacional y ambas naciones aclararon posibles malentendidos para evitar un deterioro involuntario en la relación bilateral.
«Una vez más, hago hincapié en que Estados Unidos no busca desvincularse de China. Las dos economías de China y Estados Unidos se han integrado profundamente, y una separación total sería desastrosa para nosotros», dijo.
Según la funcionaria, los avances más importantes de esta visita pueden resumirse en tres aspectos: ambas naciones acordaron realizar encuentros intensivos sobre el crecimiento equilibrado de los dos países y la economía mundial, las dos partes ampliarán la cooperación en la lucha conjunta contra el financiamiento ilegal y continuarán con una serie de intercambios financieros y técnicos.
El primer ministro chino, Li Qiang, reiteró a Estados Unidos el llamado a ser socios en vez de adversarios durante una reunión aquí con la Secretaria del Tesoro.
En conversaciones con la alta funcionaria norteamericana, el jefe de gobierno subrayó la importancia de que ambos países se respeten uno al otro, coexistan de forma pacífica, alcancen una cooperación de beneficio mutuo e implementen el consenso alcanzado por sus respectivos presidentes en la cumbre de noviembre pasado.
Es la segunda ocasión en menos de un año que la alta funcionaria llegó al gigante asiático, esta vez lo hizo tras la reunión de San Francisco y en medio de las preocupaciones de Washington sobre el exceso de capacidad de China.
Por su parte, Beijing llamó la atención sobre la última serie de medidas de Estados Unidos para reprimir el desarrollo comercial y tecnológico de China, así como la suma cada vez mayor de sanciones a entidades del gigante asiático.
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