En un post en la red social X (ex Twitter) el mandatario reaccionó a la ambigüedad de un mensaje del secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, en el cual, a su entender, el funcionario eludió especificar que los tutsis fueron el blanco de las matanzas que ensangrentaron a este país durante 100 días desde el 7 de abril de 1994.
Recuentos oficiales cifran en 800 mil el número de tutsis por miembros de la etnia hutu ultimados por los medios más disímiles y crudos, en una orgía de sangre cuyos ecos aún resuenan en Ruanda tres décadas después a pesar del proceso de redención y curación patrocinado por el gobierno del presidente Kagame.
El arrebato exterminador, que horrorizó a la humanidad, incluyó a hutus moderados e incluso a los que tenían lazos matrimoniales de otra índole con tutsis.
Guardamos luto por los muchos miles de tutsis, hutus y otros cuyas vidas fueron perdidas durante los 100 días de indescriptible violencia, dice el mensaje del canciller estadounidense detonador de la ira del presidente Kagame.
En el año hay 365 días. Denos ese día, el 7 de abril, conmemore con nosotros, y entonces puede usted disponer de los restantes 364 para culparnos de todo lo que no le gusta de nosotros, aconseja la respuesta del mandatario ruandés.
Asimismo, la postura oficial ruandesa establece que “cualquier ambigüedad sobre quiénes fueron las víctimas del genocidio es un intento de distorsionar la historia e irrespeta la memoria de las víctimas”.
Aunque es improbable que el diferendo entre Kigali y Washington lleve la sangre al río, constituye otra muestra de los tropiezos de Washington en sus nexos con África, el más garrafal de los cuales ocurrió seis años atrás y está a la cuenta de lo muchos dislates diplomáticos del expresidente Donald Trump.
En enero de 2018 el controvertido mandatario, durante un debate sobre inmigración, calificó a los estados africanos de “países de mierda”, junto a los de Haití y El Salvador, y dijo que prefería acoger a súbditos nórdicos, de ojos azules y cabellos rubios.
Los frecuentes errores, además de la historia de complicidad de Washington con las expotencias coloniales europeas y el sistema racista en Sudáfrica pasaron la cuenta a la nación norteña cuando en fecha reciente trató de hacer que África disminuyera sus nexos con Rusia.
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