La cita social fue convocada por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y el Instituto Simón Bolívar, y durante dos días los 300 delegados de 60 países reflexionaron acerca de los peligros que se ciernen sobre la humanidad.
Más allá de reconocer la decadencia del capitalismo en su fase superior -pero aún con vida-, el galopante auge del fascismo, expresado de manera fehaciente en el genocidio de Israel contra Palestina, los asistentes se propusieron construir una estrategia de lucha y articular a los pueblos.
Al encuentro, que sesionó en el Hotel Meliá Caracas, acudieron organizaciones y movimientos sociales de América Latina y el Caribe, intelectuales, partidos políticos de naciones miembros del ALBA-TCP, entre otros representantes provenientes de Estados Unidos, África, Europa y Asia.
En la reunión se manejaron conceptos como hiperimperialismo para exponer los peligros que vive el mundo ante el declive del imperialismo y su pérdida de control en lo que fueron sus pilares productivo y financiero, pero aún con suficiente poder en sectores como el militar, tecnológico y comunicacional.
El secretario ejecutivo del ALBA-TCP, Jorge Arreaza, subrayó que ahí radica la gravedad del momento porque ese capitalismo en decadencia, “como una fiera herida, da zarpazos para tratar de prolongar lo que está destinado a morir”.
“En este claro oscuro, surgen monstruos como los que bombardean hoy al pueblo palestino”, afirmó.
También se habló de la izquierda, de sus divisiones y fraccionamiento por “diferencias personales y corrientes ideológicas”, pero más que todo de la necesidad de unirse, de salir los pueblos a las calles, de la toma del poder político y la búsqueda de consensos.
En ese sentido, Joao Pedro Stedile, líder del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil, pidió aprovechar este ámbito “para hacer una especie de autocrítica” porque de este lado también “tenemos problemas”.
No logramos, remarcó, enfrentar con más fuerza la crisis del capitalismo porque “nos falta la movilización popular”.
Al cerrar el encuentro, el presidente Nicolás Maduro manifestó que la garantía del futuro tienen que ser los pueblos, con sus programas y proyectos, estén cada vez más conscientes y “poder cumplir la máxima de unir a todo el que pueda ser unido por una alternativa social mundial”.
La única forma de estar preparados, reafirmó, es tener al pueblo consciente y movilizado con sus músculos, “los que estamos en el poder político y los que están en la resistencia más todavía”.
Destacó en la semana también el anuncio de Maduro de retirar de manera inmediata a todo el personal diplomático de Venezuela en Ecuador, así como el cierre de su embajada y consulados en Quito y Guayaquil, en “solidaridad absoluta” con el pueblo y Gobierno de México tras el asalto a su embajada.
El mandatario venezolano tildó de aberrante y de prepotencia las acciones del presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, y afirmó que su decisión se mantendrá “hasta que se restituya el derecho internacional de manera expresa en Ecuador”.
Y como parte del proceso camino a las elecciones presidenciales del 28 de julio, siguieron llegando a Caracas, en misión exploratoria, delegaciones de veedores internacionales como el Centro Carter de Estados Unidos, la cual fue recibida por la Junta directiva del Consejo Nacional Electoral.
Este fue el cuarto grupo exploratorio que llegó a la República Bolivariana en los últimos días como parte del diálogo de las autoridades electorales con futuros observadores.
Llegó también una comitiva de la Unión Europea, que ya retornó, además de los presidentes del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica, Nicanor Moscoso, y del Observatorio Parlamentario para la Integración Regional, Carlos López.
Otro tema que impactó en la semana fue la decisión del Gobierno de Estados Unidas de no renovar la licencia 44 sobre petróleo y gas, y que fue considerado por las autoridades venezolanas de chantaje y de presión contra la República Bolivariana.
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