La reubicación de la petroesfera precolombina, una de las alrededor de 500 de la cultura del Diquís (confluencia de ríos Sierpe y Grande de Térraba), busca aumentar el valor a esta pieza en parte de la Universidad del antiguo parqueo de ingeniería.
El traslado hacia el corredor biológico interno de esa institución docente, que muestra diversidad de especies de aves, reptiles y mamíferos, fue realizado en alianza con el Museo Nacional y la Compañía Nacional de Fuerza y Luz.
Las esferas como conjunto de asentamientos precolombinos, nombrada en 2014 por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, son consideradas únicas en el mundo por su número, tamaño, perfección, formación de esquemas organizados y abstracción ajena a modelos naturales.
Según especialistas, su gran valor radica en que, pese a surgir bajo condiciones tecnológicas muy difíciles, las sociedades indígenas que las esculpieron trabajaron de forma casi perfecta, con acabados muy finos y tamaños que van desde los pocos centímetros hasta cerca de 2,6 metros de diámetro.
Las esferas aparecieron durante un periodo que va desde los años 400 a 500 de Cristo, hasta la conquista española, en un lapso cercano a los mil años.
Esas figuras son estimadas como la manifestación artística por excelencia de la escultura precolombina de Costa Rica.
El Valle Central desde donde se efectuó el traslado, también llamado Meseta Central, Depresión Central o Valle Intermontano Central, es una región geográfica ubicada en esa zona geográfica de esta nación centroamericana.
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