“La situación es grave, si los cruces de Kerem Shalom y Rafah no se reabren para enviar combustible y suministros humanitarios, las consecuencias se sentirán casi de inmediato”, advirtió la directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Catherine Russell.
En un comunicado difundido aquí, la funcionaria destacó la importancia de la entrada de combustible a ese territorio para mover suministros que salvan vidas, como medicinas, tratamientos para desnutrición, carpas y tuberías de agua.
También es vital para trasladar al personal que atiende a niños y familias necesitadas, detalló.
Sin ese recurso, indicó, los servicios de soporte vital para bebés dejarán de funcionar, lo menores y sus familias se deshidratarán o consumirán agua contaminada por la paralización de los filtros y las aguas residuales se desbordarán y propagarán aún más enfermedades.
“Insto firmemente a las autoridades (israelíes) a proporcionar a los actores humanitarios medidas procesables y garantías concretas para facilitar el movimiento seguro de carga humanitaria a través de todas las rutas en la Franja de Gaza”, reclamó.
Russell explicó que la infraestructura que permanece allí al menos parcialmente funcional también depende del combustible para proporcionar servicios que salvan vidas.
Ello incluye hospitales y los centros de atención primaria de salud, plantas de desalinización de agua y pozos para extraer el líquido, las bombas de aguas residuales y la recolección de residuos sólidos, recalcó.
También estoy profundamente preocupada por el movimiento de civiles en Gaza a áreas inseguras, apuntó.
La directiva de Unicef destacó que su organización advirtió durante meses que cualquier escalada militar contra Rafah, donde se refugian más de un millón de personas, conduciría a un sufrimiento humano aún mayor.
Imploro a las partes al conflicto que cesen inmediatamente las hostilidades, protejan la infraestructura de los niños y los civiles y liberan a los rehenes, subrayó.
El pasado lunes, el Ejército israelí anunció el inicio de una operación terrestre de “alcance limitado” en Rafah y ordenó la evacuación de 100 mil personas de los barrios orientales.
Horas después, sus soldados ocuparon el cruce fronterizo de igual nombre, que durante los últimos siete meses representó la única puerta de entrada a Gaza de alimentos, medicinas y combustible.
Aunque el Gobierno de Benjamín Netanyahu aseguró esta semana que reabrió el paso, la ONU negó tal afirmación y exigió a ese país asumir sus responsabilidades humanitarias como potencia ocupante.
Según el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio desde el lunes unos 110 mil palestinos huyeron de la ciudad.
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