Entre tanto, Trinidad y Tobago experimenta la peor sequía de su historia reciente y los residentes están sujetos a restricciones de agua hasta por lo menos finales de junio, con multas para cualquiera que viole las reglas, reflejò el portal The Conversation.
Asimismo, Dominica, famosa por sus bosques tropicales de montaña, presenta una disminución significativa de los recursos de agua dulce y una escasez del líquido cada vez más frecuente.
En Granada, conocida como la isla de las especias, la sequía afecta los sistemas hídricos de todo su territorio.
Jamaica también enfrenta restricciones de agua y tuvo que recurrir a cortes del servicio en los últimos años, limitando la disponibilidad a pocas horas por día en algunas áreas.
A su vez, San Vicente y San Cristóbal debió recurrir al racionamiento y Barbados experimenta varias prohibiciones con respecto al agua en los últimos años.
Datos recientes muestran que el Caribe es una de las regiones del mundo con mayor escasez de esta sustancia tan esencial para la actividad humana y la salud pública.
Los cambios en los patrones de precipitaciones y las sequías están ejerciendo presión sobre los suministros de agua del Caribe, pero su demanda también supera la oferta pues se trata de una de las regiones del mundo que se está urbanizando más rápidamente.
Aproximadamente tres cuartas partes de la población caribeña vive en ciudades y al mismo tiempo el aumento de la industrialización y comercialización de la agricultura ha degradado la calidad del agua y, en algunos casos, invade zonas sensibles de captación, afectando la capacidad del suelo para retener agua.
La creciente demanda y los cambios en los patrones de precipitaciones anuales están afectando la capacidad de recarga de los acuíferos o las aguas subterráneas.
Por otro lado, la extracción no regulada de aguas subterráneas también puede empeorar el problema.
El empeoramiento de las condiciones climáticas extremas, como huracanes e inundaciones, puede dañar la infraestructura y provocar cortes prolongados y reparaciones costosas en esta zona, la segunda más propensa a desastres del mundo.
Las islas enfrentan frecuentes terremotos, deslizamientos de tierra, huracanes devastadores y otras tormentas destructivas.
También, a medida que aumentan las temperaturas globales y el nivel del mar se incrementa el riesgo de que el clima extremo y las marejadas ciclónicas causen erosión, inundaciones y contaminación de agua salada.
mem/abm