El Sumo Pontífice hizo ese llamado esta mañana, al recibir en audiencia en el Palacio Apostólico a los participantes en un encuentro promovido por las Academias Pontificias de Ciencias y Ciencias Sociales, con el tema De la crisis climática a la resiliencia climática, señala una nota de la oficina de prensa del Vaticano.
“La obra debe ser sinfónica, armoniosa, de todos juntos”, enfatizó el Obispo de Roma, quien apuntó que el cambio climático es “una cuestión social global e íntimamente ligada a la dignidad de la vida humana”, y lamentó que los datos sobre el mismo empeoran cada año “y, por tanto, es urgente proteger a las personas y la naturaleza”.
Francisco expresó que el progreso ordenado es obstaculizado por la búsqueda voraz de ganancias a corto plazo de industrias contaminantes y por la desinformación, que crea confusión y dificulta el esfuerzo colectivo para revertir el rumbo.
“La negativa a actuar rápidamente para proteger a los más vulnerables, expuestos al cambio climático provocado por el hombre, es un pecado grave”, aseveró.
El Pontífice manifestó que “son los pobres de la tierra los que más sufren, a pesar de ser los que menos contribuyen al problema” y puso como ejemplo que las naciones más ricas, con unos mil millones de habitantes, producen más de la mitad de los contaminantes que atrapan el calor.
Las naciones más ricas, con alrededor de mil millones de habitantes, producen más de la mitad de los contaminantes que atrapan el calor. En cambio, los tres mil millones de personas más pobres contribuyen con menos de 10,0 puntos porcentuales, pero soportan el 75,0 por ciento de las pérdidas resultantes, afirmó.
Más de tres mil quinientos millones de personas viven en regiones muy sensibles a los estragos del cambio climático, lo que impulsa la migración forzada, mientras la contaminación del aire se cobra prematuramente millones de vidas cada año, añadió.
El progreso ordenado es obstaculizado por la búsqueda voraz de ganancias a corto plazo de las industrias contaminantes y por la desinformación, que crea confusión y dificulta los esfuerzos colectivos para revertir el rumbo, expuso.
El papa Francisco pidió “desarrollar una nueva arquitectura financiera que responda a las necesidades del Sur Global y de los estados insulares gravemente afectados por los desastres climáticos”.
Reafirmó asimismo la necesidad de una “reestructuración y reducción de la deuda, junto con la elaboración de una nueva carta financiera mundial de aquí a 2025, que reconozca una especie de deuda ecológica”, una iniciativa que “puede ser una ayuda válida para mitigar el cambio climático”.
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