martes 10 de diciembre de 2024
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Ríos de Alaska cambian de color por deshielo del permafrots

Washington, 21 may (Prensa Latina) La exposición de minerales por el deshielo del permafrost puede ser la causa del cambio de color de docenas de arroyos y ríos de Alaska, de azul cristalino a naranja turbio, publicó una revista especializada.

Investigadores del Servicio de Parques Nacionales, el Servicio Geológico de Estados Unidos, la Universidad de California en Davis y otras instituciones, por vez primera documentaron y recogieron muestras de algunas de las aguas deterioradas, identificando 75 ubicaciones en la Cordillera Brooks del norte de Alaska.

Estos ríos y arroyos degradados podrían tener implicaciones significativas para el agua potable y la pesca en las cuencas del Ártico a medida que cambia el clima, dijeron los expertos en una artículo aparecido en Communications Earth & Environment.

“Hay ciertos sitios que parecen casi un jugo de naranja lechoso. Esos arroyos pueden ser problemáticos en términos de ser tóxicos pero también podrían impedir la migración de peces a las áreas de desove”, aseveró en un comunicado el autor principal Jon O’Donnell, ecólogo de la Red de Monitoreo e Inventario del Ártico.

Por su parte Brett Poulin, profesor asistente de toxicología ambiental en la Universidad de California, explicó que inicialmente pensaron que esta coloración se parecía a lo que sucede con el drenaje ácido de las minas, excepto que no hay minas cerca de ninguno de los ríos deteriorado.

En opinión de los expertos, una hipótesis es que el permafrost, que es esencialmente suelo congelado, almacena minerales y, a medida que el clima se calentó, los minerales metálicos que alguna vez estuvieron encerrados quedaron expuestos al agua y al oxígeno, lo que resultó en la liberación de ácido y metales.

“La química nos dice que los minerales se están erosionando, entender lo que hay en el agua es una huella dactilar de lo que ocurrió”, apuntó Poulin.

Los investigadores midieron niveles elevados de hierro, zinc, níquel, cobre y cadmio, sobre todo del primero, lo cual provoca el cambio de color.

Consideraron que el problema está creciendo y afectando el hábitat, la calidad del agua y otros sistemas ecológicos, convirtiendo áreas saludables en espacios degradados con menos peces e invertebrados.

Si las comunidades rurales dependen de estos ríos para obtener agua potable, eventualmente podrían necesitar tratamiento y las poblaciones de peces que alimentan a los residentes locales podrían verse afectadas, “hay muchas implicaciones”, aseguró O’Donnell.

Añadió que a medida que el clima continúa calentándose, esperaríamos que el permafrost siga derritiéndose y, por lo tanto, dondequiera que haya este tipo de minerales, existe la posibilidad de que los arroyos se vuelvan anaranjados y se degraden en términos de calidad del agua.

jha/lpn

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