Ambos países, enfrentados por razones políticas, integran el Magreb, (poniente u oeste, en árabe) como se denomina a la región de África del Norte que comprende Marruecos, Túnez, Argelia y Libia; su extremo opuesto es Mashrek, Levante o este, región asiento de los estados árabes del Cercano Oriente.
Durante el verano las zonas boscosas marroquíes son inflamables en extremo debido a la combinación de factores tales como el aumento de las temperaturas, el descenso de la humedad del aire y el soplo de vientos secos y cálidos, acorde con el dictamen de los especialistas.
Temperaturas superiores a los 50 grados, inéditas incluso para Marruecos y Argelia y el fenómeno climático El Niño, provocaron en 2023 una ola de calor que junto a conductas humanas irresponsables en áreas boscosas causaron incendios forestales resultantes en enormes pérdidas materiales y daños ambientales.
Pero el año pasado el problema rompió todos los cauces ya que según mediciones de la Agencia Nacional de Aguas y Bosques de Marruecos ese país del Magreb registró 466 incendios forestales que agostaron casi seis mil 300 hectáreas de tierras.
Los sufrimientos de un verano fuera de lo común también fueron percibidos en Grecia donde la autoridades decidieron cerrar al público su residencia de los dios mitológicos, la Acrópolis durante al menos dos días a la semana para evitar incidentes con turistas propensos a sufrir los llamados “golpes de calor”.
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