El llamado «Clásico de la pelota nacional», por los resultados históricos y la rivalidad que han sostenido estos conjuntos a lo largo de la historia, se disputará en un momento donde ambas escuadras están enfrascadas en una batalla por alcanzar sus boletos a la postemporada.
Al calendario regular apenas le restan ocho fechas para su conclusión y los visitantes orientales, ubicados en el cuarto puesto de la tabla de posiciones con balance de 39-28, solo necesitan un triunfo para asegurar un asiento en la siguiente instancia.
Por su parte los capitalinos, con 37 victorias y 30 fracasos y anclados en el quinto escaño, saldrán a la grama del mítico recinto necesitados de un buen resultado que los mantenga en zona de privilegio, luego de caer en cuatro ocasiones ante los campeones nacionales de Las Tunas.
En la campaña pasada los Industriales vencieron a sus eternos rivales en una semifinal que se extendió a siete partidos y que revivió las pasiones de antaño, cuando ambos equipos eran los reyes del deporte nacional.
Los citadinos son los máximos ganadores de trofeos nacionales con un total de 12, pero no obtienen uno desde hace 14 años, mientras que los santiagueros, con un palmarés de ocho coronas en estos torneos domésticos, acumulan 16 temporadas sin subir a los más alto del podio.
El enfrentamiento entre ambos, que marcha 113-102 favorable a los habaneros, trasciende las barreras deportivas, es un suceso social y cultural donde se ponen de manifiesto la idiosincrasia del cubano y los rasgos fundamentales que componen la identidad nacional.
Mucho tuvo que ver esta rivalidad histórica para que el béisbol fuera declarado Patrimonio Cultural de la nación, porque más allá del espectáculo en el terreno de juego este deporte ha dejado su huella en la literatura, las artes plásticas, la música y en el vocabulario popular.
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