Ese monumento natural, considerado la meca de la biología tropical, ha producido estudios que son ejemplo en otros países y sobresale por su contribución al conocimiento de la biodiversidad y los trópicos del istmo.
De acuerdo con la subdirectora de Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales de Panamá, Oris Sanjur, a lo largo de los 100 años han recibido miles de científicos de todas partes del mundo en la isla de Barro Colorado.
En ese recinto se estudia una amplia gama de fenómenos naturales, desde los efectos de los relámpagos en los árboles hasta los microbiomas de las plantas, el comportamiento de los insectos y las complejas interacciones entre mamíferos y semillas.
Con casi un siglo de registros climáticos, cuatro décadas de monitoreo ambiental y la primera parcela de monitoreo a largo plazo y a gran escala de bosque tropical, desde 1980, la isla ha proporcionado información invaluable sobre la evolución de los bosques y sus habitantes a lo largo del tiempo, destacó.
Entre las investigaciones más importantes, la subdirectora del Smithsonian señaló a la red de vigilancia forestal ForestGeo, que tiene 40 años de experiencia, arraigada en los trópicos. Cuenta con investigadores en 76 centros de estudio en más de 28 países del mundo.
Sanjur explicó que “la belleza de ese experimento es que precisamente utiliza la misma metodología para entender la dinámica de los bosques a través del mundo.
«Iniciamos con parcelas en bosques tropicales y se ha expandido ahora a bosques de clima templado para entender esa dinámica. Estas investigaciones son importantes a largo plazo porque nos dan datos que nos permiten hacer proyecciones al futuro”, agregó. Barro Colorado es un laboratorio natural para que los científicos puedan realizar diferentes investigaciones no solo asociadas al cambio climático, sino también a ecosistemas tropicales.
Estos y otros temas reúnen a expertos durante tres días en un simposio que incluye conferencias científicas, presentaciones de carteles y mesas redondas.
Antiguos investigadores, becarios y pasantes se reúnen para fortalecer la comunidad científica, fomentar la colaboración y reflexionar sobre los próximos 100 años de investigación y educación tropical.
Las actividades incluyen análisis del potencial de nuevas tecnologías, debates sobre las direcciones futuras de investigación y discusiones sobre la contribución a un futuro más diverso e inclusivo.
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