Se trata de productos que no pueden ser vueltos a utilizar por motivos de higiene. Aunque no lo parezca a simple vista, los jabones de los hoteles son un problema, ya que los clientes suelen usarlos muy pocas veces para terminar arrojándolos a la basura.

Por motivos de salubridad, estos productos no pueden quedar en el baño a la espera del próximo visitante.

Dada dicha situación, SapoCycle ofrece una solución. Por eso mismo, Bernise Riviere y Astrid Leutner fundaron a principios de año una filial alemana de esta organización suiza.

Antes de ser reciclados, los jabones pasan por un detallado proceso de revisión y pulido. Primero son cepillados con una herramienta de carpintero y luego los bordes son pulidos con un pelapapas de modo que no quede en ellos ningún pelo ni suciedad alguna.

El objetivo de estas dos mujeres es proteger el medio ambiente y, a la vez, ayudar a otras personas. Todos los días se tiran más de cinco millones de jabones de hotel a la basura, explica Leutner.

De acuerdo con la Asociación Alemana de Hostelería (Dehoga), no hay cifras actualizadas para Alemania, pero dado que hay unos 44 mil alojamientos para huéspedes en el país, es muy probable que se junte una buena cantidad de jabones usados todos los años.

De acuerdo con Riviere, en los últimos seis meses reciclaron alrededor de 700 kilos de jabón, lo que fue financiado por los hoteles y a través de donaciones. Esto beneficia también a los trabajadores de su taller en Núremberg, que emplea a personas con discapacidad.

En todo el mundo, muchas personas no cuentan con la posibilidad de lavarse las manos o el cuerpo con jabón.

La organización Clean The World piensa en estos países. Según sus propios datos, recicla el jabón de más de ocho mil hoteles de todo el mundo y lo dona a través de organizaciones de ayuda a países donde muchas personas mueren por infecciones respiratorias como la neumonía o enfermedades diarréicas como el cólera.

mem/rfc