Hasta hoy en la mañana estuvo vigente el toque de queda en los estados septentrionales de Kaduna y Zaria, decretado para enfriar los ánimos, pero la medida solo resultó en una menor asistencia a las marchas callejeras en las cuales siguen presentes las críticas a la mala gobernanza y, sobre todo, el alza del costo de la vida.
Tan pronto ascendió al sillón ejecutivo el año pasado el presidente nigeriano, Bola Tinubu, decretó la retirada de la subvención a los combustibles, con lo que abrió una caja de Pandora que, a diferencia de la de la leyenda griega, no tiene la esperanza en el fondo.
Las inmediatas alzas de los precios de los artículos de primera necesidad aumentaron los niveles de pobreza en este país, el más poblado y segundo productor de petróleo del continente, caracterizado por los altos salarios de los funcionarios gubernamentales y la corrupción que infecta todos los niveles de la administración pública.
Casi dos decenas de manifestantes murieron en los choques callejeros con las fuerzas antimotines, un número indeterminado están heridos y cientos permanecen arrestados, según datos carentes de verificación independiente, pero de aceptación universal.
El giro inesperado lo imprimieron hoy una treintena de manifestantes arrestados mientras participaban en marchas callejeras en los estados de Kano, Kaduna, Katsina y Bauchi enarbolando la bandera rusa.
Portavoces policiales dijeron a la prensa que algunos detenidos declararon que desean ver a su país gobernado al estilo ruso y con un liderazgo similar, sin más precisiones sobre el sentido de sus aspiraciones.
De inmediato, la embajada rusa en esta capital emitió un comunicado que niega cualquier implicación de su gobierno en las manifestaciones y subraya que “no ha participado en su organización”.
Contra lo que podría esperarse, Rusia ganó mayor popularidad en África desde que Estados Unidos y las expotencias coloniales europeas agrupadas en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) trataron que varios países del continente abjuraran de su amistad con el gigante eslavo y condenaran su operación militar en Ucrania.
Varias delegaciones de alto nivel despachadas al continente desde Washington y capitales europeas con ese fin tropezaron con la negativa a aceptar la propuesta basada en un razonamiento similar: Rusia nos ayudó de diversas maneras en la lucha por la independencia y no debemos olvidarlo.
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