Lessa firmó un acuerdo de delación premiada y asegura que fue contratado por los hermanos Chiquinho (diputado) y Domingos Brazão (exconsejero del Tribunal de Cuentas de Río de Janeiro), acusados en el Supremo Tribunal Federal por sospecha de ser los mandantes del crimen.
Según el homicida, aceptó cometer el hecho de sangre por la promesa de autorización para explorar terrenos en la zona oeste de Río, lo que podría hacerle ganar, según él, 25 millones de reales (cerca de cinco millones de dólares).
«Eso de ahí (posibilidad de hacerme rico) me dejó impactado, me dejé llevar allí. Fue codicia, me dejé llevar. Ni siquiera lo necesitaba, realmente. Estaba en una fase muy tranquila de mi vida. Mi vida ya está lista, y caí en esta tontería. Fue codicia. Una ilusión maldita y caí», admitió.
Trece disparos de una subametralhadora HK MP5, de alta precisión y utilizada solo por fuerzas policiales de élite, alcanzaron el vehículo en que se trasladaban Franco y el chofer Anderson Gomes en la noche del 14 de marzo de 2018 en Río.
La también activista de los derechos humanos regresaba a su casa tras participar en un debate con jóvenes negras, cuando su auto fue baleado: ella recibió disparos en la cabeza y el chofer en la espalda.
El acusado señaló que la investigación sobre los políticos del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) comenzó en 2012.
Las solicitudes llegaban a él a través del expolicía militar Edmilson de Oliveira, conocido como Macalé.
A finales de 2016 emergió la propuesta para ejecutar a Franco, cuando buscaron nombres relacionados con el partido.
«Marielle tuvo la desgracia de aparecer negativamente para él. Parecía que querían darle un golpe en el PSOL», indicó.
Citó también el nombre del delegado Rivaldo Barbosa, exjefe de la Policía Civil de Río, como uno de los responsables de planear el crimen.
«Tal vez, si tuviera una intervención, algo serio, si un tipo apareciera para denunciar y demostrara que le dio dinero a los delegados, tendría que abrir un concurso…La policía ha estado contaminada durante décadas», recalcó.
El exsargento policial testificó sin la presencia virtual de los acusados y expresó que no se sentía cómodo con los otros imputados.
«Teníamos un pacto de silencio y se rompió. (… ) No estamos tratando con gente común. Son personas de alto riesgo, como yo. No me veo a mí mismo como más peligroso que ellos», apuntó.
De acuerdo con el diputado Tarcisio Motta, con el crimen de Franco se pretendía intimidar a quien enfrentaría los intereses de las milicias en Río, en decisiones políticas.
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