El fenómeno climatológico arrasó Luzón, la isla más grande y poblada del país, ubicada en el extremo norte, donde produjo graves inundaciones y desplazamientos de tierra.
Ante la situación de emergencia, el presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., sostuvo una reunión con representantes del organismo encargado de los desastres naturales, para puntualizar detalles y trazar estrategias de superación.
La entidad informó que entre los 21 desaparecidos se encuentra un grupo de 15 marineros cuyo barco naufragó; en tanto, unas 88 mil personas debieron ser desplazadas dentro del país por razones de seguridad.
Ahogamientos, corrimientos de tierra y electrocuciones se mencionaron como las causas de la mayoría de los fallecimientos.
Con vientos sostenidos de 75 kilómetros por hora y ráfagas máximas de hasta 90 kilómetros por hora, la tormenta obligó a las autoridades a cancelar decenas de vuelos nacionales y suspender las clases en más de 450 centros educativos.
También, bloqueó vías, colapsó estructuras, por lo que los trabajos de limpieza de carreteras y escombros ahora resultan de gran relevancia.
De acuerdo con cálculos del gobierno, los daños estimados ascienden a cerca de 6,2 millones de dólares.
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