La propuesta persigue aumentar el ingreso, en medio del déficit presupuestario del país y subvencionar programas sociales de amplio beneficio popular, apoyar la reactivación económica y honrar los compromisos de deuda adquiridos que crecieron notablemente durante la pandemia de Covid-19.
Según afirmó recientemente Bonilla, la idea es que los superricos, quienes ganan más de 120 millones de pesos mensuales, o sea unos 30 mil dólares, aporten más.
Es por esto que el proyecto propone un incremento en la tarifa nominal y marginal del impuesto de renta para aquellos con ingresos anuales superiores a mil 500 millones de pesos (cerca de 375 mil dólares al cambio actual) de un 39 hasta el 41 por ciento.
También incluye una reducción en la tasa nominal del impuesto de renta corporativo para pequeñas y medianas empresas, con un descenso progresivo hasta el 27 por ciento para los microempresarios.
Otro de los objetivos de la reforma es combatir la evasión y elusión fiscal, sobre todo en actividades vinculadas a juegos de suerte y azar en línea e importaciones de vehículos híbridos, los cuales estarían gozando de exenciones injustas.
Se reducirían asimismo los impuestos a las energías renovables y al turismo, y se volverían a gravar los sectores minero-energéticos con el fin desestimular la producción de combustibles fósiles.
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