El cara a cara, celebrado en Filadelfia, Pensilvania, en horario estelar, a 56 días de los comicios en este país, enfrentó por primera vez a los dos adversarios. Fue Harris quien avanzó hacia Trump para saludar, tender la mano y presentarse.
Fueron directo al punto: la economía. Ambos se mostraron fuertes, pero la demócrata fue a los detalles y quizás ahí estuvo la diferencia, porque mientras ella dijo que tiene un plan para los estadounidenses, el republicano no pudo dar elementos sobre qué hará.
«Los estadounidenses merecen algo mejor que esto», subrayó la vicepresidenta al referirse a su oponente, quien, además, durante los 90 minutos del debate repitió las falsas afirmaciones sobre el fraude electoral y no se comprometió en si respetará el resultado electoral de 2024.
«No tuve nada que ver con eso», comentó en otro momento Trump cuando le preguntaron si se arrepentía de algo en relación con el ataque al Capitolio federal el 6 de enero de 2021.
Sin embargo, Harris recordó que ella estaba en la sede del Congreso, porque era la vicepresidenta electa y senadora y «ese día el presidente (Trump) incitó a una turba».
Entendemos que el expresidente fue imputado y enjuciado políticamente por esa razón, enfatizó al insistir que a Trump «le cuesta mucho procesar que perdió» en 2020.
Sobre la cuestión del Medio Oriente, la candidata demócrata reiteró su postura de que Israel tiene derecho a defenderse, pero la guerra «tiene que terminar inmediatamente». Trump no definió su línea de pensamiento en ese sentido.
Delincuente, mentiroso, fueron algunos de los calificativos de Harris para Trump; por su parte el exmantatario tildó a su contrincante de «débil».
Hubo un instante en que Harris le espetó: «Usted está compitiendo contra mí» al advertir sobre las continuas alusiones al presidente Joe Biden, que abandonó la carrera por la reelección el pasado 21 de julio.
«Claramente yo no soy Joe Biden y ciertamente no soy Donald Trump», enfatizó Harris. A las 21:00 hora local del Este comenzó el enfrentamiento entre los dos abanderados de los dos únicos partidos que cada cuatro años se disputan aquí la Casa Blanca.
Esta la oportunidad que los puso frente a frente en lo que queda de campaña la organizó ABC y tuvo lugar en el Centro Nacional de la Constitución, de Filadelfia.
Entre exageraciones y falsedades Trump expresó que Harris «es una marxista» y que continúan «llegando criminales (por la frontera) y eso es malo para nuestra economía».
El exmandatario repitió absurdos como que los inmigrantes se están comiendo a los perros y a los gatos en algunos estados o que quienes entran de forma ilegal estaban en hospitales psiquiátricos en sus países de origen.
Por su parte, la vicepresidenta Harris alertó que «lo que hemos hecho es limpiar el desastre que nos dejó Donald Trump».
«Yo soy un libro abierto», dijo Trump, quien además se autovanaglorió de que «hicimos un trabajo excepcional».
En sentido general en el transcurso del debate saltaron de economía e impuestos a migración y los derechos reproductivos, este último fue un tema que sacó chispas entre los dos. También sugirió Trump que podría ocurrir una Tercera Guerra Mundial.
Y mientras en un escenario sin público sucedía el debate -que al término no tuvo apretón de manos-, cerca de las puertas de la sede del evento se escuchaban las protestas por la guerra de Israel contra la población palestina en Gaza.
Los participantes se alinearon bajo consignas como “La justicia es nuestra demanda”, portando pancartas y banderas, así como carteles en las que se leía: «embargo de armas ahora».
En materia de números, el impulso de Harris después de reemplazar el pasado 21 de julio a Biden en la fórmula no resultó hasta ahora en una ventaja dominante, que en los sondeos continúan dentro de los márgenes de error.
Para algunos observadores, la reñida contienda muestra una persistente fidelidad a Trump de su base electoral; en tanto Harris intenta salvar una elección que los demócratas parecían condenados a perder antes de que Biden pusiera fin a su esfuerzo por seguir en el sillón del Despacho Oval.
Fue el debate del 27 de junio entre Biden y Trump el que precipitó la histórica salida del actual ocupante de la mansión ejecutiva de la carrera por un segundo mandato.
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