En sus palabras, luego del rezo del Ángelus este mediodía, ante más de 15 mil fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el sumo pontífice expresó que “rezo por los difuntos, por los heridos y los desplazados. Que Dios apoye a quienes han perdido a sus seres queridos y sus hogares, y bendiga a quienes están ayudando”.
Un comunicado divulgado este domingo por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, señala que de esa forma Francisco patentizó su cercanía a los pueblos de ambas naciones del Sudeste Asiático, que sufren las inundaciones provocadas por un violento tifón.
En Vietnam se elevó a 281 el número de muertos y a 67 el de los desaparecidos, mientras mil 921 personas sufrieron heridos, se dañaron alrededor de 232 mil casas y fueron graves las afectaciones económicas, en particular a la agricultura de ese país.
Por otra parte, en Myanmar sumaron 74 las muertes y 89 la cantidad de desaparecidos, al menos 235 mil fueron desplazadas por las inundaciones y deslizamientos de tierra, mientras los daños fueron cuantiosos, con alrededor de 65 mil viviendas y cinco represas destruidas.
Al dirigirse desde su ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano a las personas que presenciaron la habitual ceremonia, así como a quienes por diversos medios siguieron la misma en todo el mundo, el papa se refirió además a los actuales conflictos bélicos, y en particular a los de Ucrania, Myanmar y Medio Oriente.
Sobre este último, enfatizó la necesidad de poner fin a la guerra entre Israel y Palestina, a la vez que renovó su llamado a “¡que cese la violencia, que cese el odio!”, y a que “continúen las negociaciones y se encuentren soluciones de paz”.
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