“No podemos construir un muro proteccionista. No podemos y no seríamos capaces de hacerlo incluso si quisiéramos porque nos perjudicaríamos a nosotros mismos”, afirmó el también expresidente del Banco Central Europeo, en una conferencia en el centro de estudios Bruegel.
Según razonó, la economía de la UE es la más abierta del mundo, pues un 50 por ciento de su Producto Interno Bruto (PBI) proviene del comercio, frente al 27 por ciento en Estados Unidos y al 37 por ciento en China.
Al decir de Draghi, el peso de las transacciones mercantiles en el PIB convierte a la UE en “la más vulnerable a violaciones de la igualdad de condiciones (de competencia) y a las represalias”, al considerar la dinámica de las principales potencias del orbe.
La UE, recomendó, debería exigir el respeto de las normas de la Organización Mundial del Comercio y centrarse en restablecer la igualdad de condiciones de competencia en ramas concretas.
De acuerdo con el experto, la competencia internacional está impulsada por la innovación, pero también por subsidios, políticas industriales, propiedad estatal y otras prácticas; “y deberíamos mirar con precaución cómo restablecer la igualdad de condiciones”, remarcó.
La primera línea de defensa europea, opinó, debería ser impulsar su propio crecimiento e innovación, y “no los aranceles ni los subsidios”, aunque el bloque, alegó, tiene motivos justificados para conceder ayudas públicas a sectores clave, como las tecnologías limpias y las industrias con uso intensivo de energía.
Más allá de contrarrestar la competencia desleal, los incentivos públicos deberían responder a “razones estratégicas” para evitar la dependencia externa en el ámbito energético y en cuanto al aprovisionamiento de materias primas críticas o bienes presentes en toda la línea de producción de acero, aluminio, químicos o cemento, ejemplificó.
Para lograr sus objetivos y ser competitiva, la UE necesitará más inversión pública europea, pues buena parte de los fondos debería dirigirse a bienes públicos que tradicionalmente han recibido insuficiente financiamiento por el sector privado, sopesó.
No obstante, afirmó, la aportación pública podría reducirse si la UE aplica reformas enfocadas a elevar la productividad e integrar su mercado único.
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