lunes 4 de noviembre de 2024
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Entre avances y palillos chinos, la nostalgia (+Fotos)

Hangzhou, China, 31 oct (Prensa Latina) Para el viajero nostálgico, la China de sus ensueños, la de milenarias costumbres y tradiciones, se diluye hoy entre modernas y gigantescas pantallas publicitarias, automóviles cada vez más eléctricos, la avalancha digital y los innumerables edificios.

Por: Mario Muñoz Lozano

A ese amasijo de deslumbrantes construcciones y gigantescas grúas por doquier, de miles de personas caminando hacia donde sea con celulares en ristre -imposible vivir aquí sin el aparato, por donde se paga y se sabe todo-, lo salva la espiritualidad y la amabilidad de este pueblo, sencillo, noble, que a paso apresurado intenta acompañar el imponente camino y las metas de desarrollo trazados por su gobierno.

«Hemos llegado hasta aquí trabajando fuerte y mucho», responde Cristina (su nombre en español), joven empleada de una empresa, a quien miro confuso cuando cuenta que cada semana laboran un sábado sí y otro no, y solo tienen cinco días de vacaciones al año.

Al respecto, una periodista extranjera radicada aquí comenta que eso es cierto, pero también que disponen de otros tantos festivos nacionales gracias a las celebraciones del Año Nuevo chino, la Fiesta del Medio Otoño, el Día del Trabajador y el Día Nacional.

Esta es la segunda economía del mundo, el país que con sus cerca de mil 410 millones de habitantes no está conforme porque «apenas crecimos 5,2 por ciento» al cierre de 2023, advierte un empresario, debido al impacto de la Covid-19 y la crisis económica internacional post pandemia.

Para el visitante, China evidencia en cada esquina, sin rimbombancia, de manera natural, el avance del que tanto se habla y especula en Occidente, donde políticos y militares la tildan de dolor de cabeza, amenaza, cuando solo hay que recorrer sus calles y conversar con su gente para comprender que el gigante asiático constituye por sí solo un mundo, solo preocupado por delinear su futuro cual orfebre y en la ruta ayudar a otros.

Un mundo donde el trabajo es esencial, no hay duda, donde los jóvenes entre 25 y 35 años lideran la carga, las mujeres se jubilan a los 55 años y los hombres a los 60, para entonces dedicarse a descansar, pasear, hacer ejercicios, disfrutar los nietos.

Donde no es fácil recorrer la Plaza de Tiananmén o la Ciudad Prohibida, por ejemplo, porque entre turistas foráneos y nacionales, son muchos los interesados en hacerlo y son algunos los trámites necesarios -por supuesto, a través del móvil- para acceder de forma organizada a esos lugares icónicos.

En el que el mandarín, la lengua oficial, es el rey de la comunicación; resulta difícil encontrar en la calle quienes se atrevan a dialogar en inglés, mucho menos en español. Sin embargo, gracias a las aplicaciones de traducción en los teléfonos se logra el milagro de la compresión, que se complementa con la mirada afable del transeúnte.

No obstante la falta de tiempo para ver y conocer más, el visitante se marchará satisfecho: estuvo en China, nación grande, para muchos distante, donde se descubrieron la brújula, la pólvora, la fabricación del papel, la impresión, las cometas, el sismógrafo y la seda, la cuna del Kung fu, de tantas películas adolescentes.

El país que creció como nunca antes lo hizo alguno, que a través de un proceso histórico de cambios políticos, económicos y sociales acabó con la pobreza, a pesar de tener la mayor población del planeta.

La China que desafió vaticinios derrotistas en cuanto a la viabilidad de su socialismo y que demuestra cada día, con el esfuerzo y el emprendimiento de su gente, con la inteligencia y el empeño de sus líderes, que hay otra manera de hacer las cosas mejor para bien de todos.

De ahí que más allá de los ojos abarrotados de adelantos y nuevas tecnologías, el viajero cargará en sus maletas con los palillos chinos -esos que lo «torturaron» a la hora de comer, pese a su empeño por aprender-, alguno de sus aromáticos té o los imanes para adornar el refrigerador con la imagen de la Ciudad Prohibida o de la Gran Muralla.

Esos detalles son pequeños recuerdos que luego del regreso a casa le permitirán volar a China en cualquier momento.

jf/mml

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