La víspera, comenzaron a ser juzgados los dos expolicías autores confesos del homicidio, Ronnie Lessa y Élcio Queiroz.
Integrado por siete miembros, el tribunal escuchará a nueve testigos, siete de ellos designados por el Ministerio Público de Río y dos por la defensa de Lessa. La de Queiroz renunció a escuchar a los declarantes que citó anteriormente.
También Lessa y Queiroz serán escuchados por videoconferencia desde las prisiones en las que permanecen presos, en la Penitenciaría de Tremembé, en el interior de Sao Paulo, y en el Centro de Inclusión y Rehabilitación, en Brasilia.
La Fiscalía pidió 84 años de cárcel para cada uno de ellos por doble homicidio triple calificado, tentativa de atentado contra Fernanda Chaves, quien era asistente de Franco y se encontraba en el vehículo el día del tiroteo, y recepción del automóvil utilizado en el crimen.
El primer testigo escuchado fue Chaves, en la secuencia hablaron Marinete Silva (madre de la concejala), Mônica Benício (viuda de la también activista de los derechos humanos) y Ágatha Arnaus (viuda de Gomes).
Interrogada por el Ministerio Público y los abogados asistentes de la acusación, Marinete Silva no se opuso a que los acusados acompañaran su testimonio. Calificó el asesinato de cruel y señaló que esperaba una condena justa por lo que le pasó a su hija.
Benício lloró en varios momentos del testimonio y expresó que necesita remedios y tratamiento psicológico para hacer frente a la pérdida de su amada.
Cuestionada sobre el compromiso de Franco en cuestiones de tierras, una de las posibles causas del asesinato, respondió que eran pautas prioritarias en su actuación política.
Además del dolor causado por la pérdida de su marido, Arnaus comentó el impacto en el cuidado de su hijo Arthur, quien tiene una condición rara de salud y tenía un año y ocho meses en el momento del crimen.
Manifestó estar segura de que el hijo tuvo retrasos en su desarrollo debido a la muerte del padre.
Trece disparos de una subametralhadora HK MP5, de alta precisión y utilizada solo por fuerzas policiales de élite, alcanzaron el vehículo en que se trasladaban Franco y Gomes en la noche del 14 de marzo de 2018 en Río.
La concejala regresaba a su casa tras participar en un debate con jóvenes negras, cuando su auto fue baleado: ella recibió disparos en la cabeza y el chofer en la espalda.
El caso Franco tuvo repercusión internacional y convirtió a la socióloga y feminista en un símbolo político en la lucha por los derechos humanos y la mayor participación de las mujeres negras en los espacios de poder en Brasil.
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