Como promedio, un estadounidense come 13 kilogramos de pizza anualmente, el doble que los ciudadanos de la nación europea.
Más de 60 mil pizzerías abundan a lo largo y ancho del territorio, donde cada día se ingieren algo así como 40 hectáreas de pizza, que es como llenar 40 campos de fútbol con este popular alimento.
Pero si no bastaran esos números, anote que en este país se consumen más de 400 000 metros cuadrados de pizza al año, lo que equivale a unas 350 porciones por segundo.
Cuentan que esta comida rápida se hizo popular gracias a los soldados que regresaron a casa luego de la Segunda Guerra Mundial, pero reseñas históricas refieren que ya en 1905, en Nueva York, abrió la pizzería Lombardi’s, que hasta hoy se la considera una de las mejores de esa gran ciudad.
Según encuestas, el 74 por ciento de los ciudadanos estaría dispuesto a disfrutarla en cualquier momento del día, un 69 por ciento la ven como una opción viable para el desayuno y un 25 por ciento consideraría la pizza un menú apropiado para su boda.
Las formas y el grosor varían. Por ejemplo, en Georgia suelen preferir la pizza cuadrada con salsa picante y en Arkansas buscan más la de solo queso; en cuanto a las maneras de ingerirla en los estados de Connecticut, Florida, Massachusetts, Misuri, Ohio y Utah, son propensos al uso de del cuchillo y el tenedor en lugar de las manos.
Pero para los promotores de las dietas sanas, la pizza es comida chatarra. Los estadounidenses comen muy mal, de ahí sus altos índices de obesidad, colesterol, diabetes y enfermedades coronarias. “Son esclavos de la soda y las grasas poco saludables”, advierten.
(Tomado de Orbe)