“Eres el mejor del mundo de lejos”, las palabras del derrotado finalista del torneo, el alemán Alexander Zverev, no resonaron como un simple cumplido en la ceremonia de premiación en la Rod Laver Arena del Melbourne Park, repleta en sus casi 15 mil butacas, y sí como un reconocimiento al jugador líder del deporte blanco en estos tiempos.
El espigado atleta de 23 años había llegado a la isla continente en medio de rumores y críticas por un caso de dopaje que se resolvió a su favor sin consecuencias, después de que la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA por sus siglas en inglés) aceptará sus argumentos ante el positivo del año pasado al esteroide sintético Clostebol.
Ya en la superficie dura del certamen y en la defensa del título conquistado en enero del año pasado, que fue entonces el primer Grand Slam de su carrera, Sinner pasó de menos a más tras sufrir en las primeras dos rondas contra el chileno Nicolás Jarry, 7-6, 7-6 y 6-1, y el local Tristan Schoolkate, 4-6. 6-4, 6-1 y 6-3, dos jugadores alejados de la élite.
Esta noche, el transalpino barrió a Zverev en dos horas y 42 minutos con parciales de 6-3, 7-6 y 6-3, sin permitir el quiebre de su servicio, para coronar una actuación cercana a la perfección, con solo dos sets perdidos en siete partidos.
Después de alzar la Norman Brookes Challenge Cup, el tenista agradeció el trabajo de su equipo y dijo sentirse en casa en el Abierto de Australia, considerándolo lógicamente el más especial de los Grand Slam para él, tras conquistarlo por segundo año consecutivo.
Simmer acumula tres coronas en los cuatro “grandes”, ya que en su magnífico 2024 también dominó en el Abierto de Estados Unidos.
Apartado por enfermedad de los Juegos Olímpicos de París 2024 y con algunos problemas físicos en su trayectoria, aquí lidio con malestares en el muslo izquierda, el italiano encabeza el ranking mundial de la ATP con más de cuatro mil puntos de ventaja sobre Zverev y no muy lejos de los cinco mil sobre el español Carlos Alcaraz.
El duelo soñado en el Melbourne Park se frustró por poco, al caer por abandono en la semifinal ante Zverev la leyenda del tenis Novak Djokovic, máximo ganador de trofeos de Grand Slam con 24 y amo y señor del Abierto de Australia con 10 campeonatos (2008, 2011, 2012, 2013, 2015, 2016, 2019, 2020, 2021 y 2023).
No se dio el choque generacional y en realidad la final siempre estuvo inclinada hacia Sinner ante un Zverev que mantiene la tarea pendiente de llevarse a casa un Grand Slam.
“Esperaba ser más competitivo (…) No sé si la levantaré alguna vez (la copa), pero seguiré viniendo para intentarlo”, admitió visiblemente decepcionado el segundo del escalafón mundial.
En la celebración de su 120 aniversario, el Abierto de Australia atrajo una cifra récord de un millón 200 mil espectadores.
oda/wmr