El hospital de la ciudad de Huaral confirmó el fallecimiento, cuando era sometido a una cirugía, de César Minaya, de 48 años, debido a múltiples y profundas heridas sufridas cuando el autobús en el que viajaba cruzaba el puente y quedó atrapado entre los escombros en la madrugada del viernes último.

Otros dos pasajeros murieron por la colisión y hay tres desaparecidos: una mujer del mismo autobús que figura en la lista de pasajeros y no ha sido encontrada, además de dos que iban en un auto que cayó al agua, el cual fue arrastrado río abajo y en su interior no fueron hallados los ocupantes.

La mayoría de los heridos están fuera de peligro, pero dos siguen hospitalizados y en observación, mientras otros ocho serán trasladados a Lima para recibir atención más especializada.

Según informaciones iniciales, el puente, de más de 70 años de antigüedad, no fue reemplazado, pese a que hace al menos dos décadas las autoridades determinaron la pertinencia de su reemplazo por el aumento del tránsito de vehículos.

Tras lo sucedido, se informó que el puente por el que transita la carga al megapuerto de Chancay, contiguo al colapsado y de tránsito contrario a este, corre el riesgo de tener la misma suerte.

El desastre motiva duras críticas mediáticas y ciudadanas a la falta de medidas de prevención que se considera habrían evitado el colapso de la infraestructura, parte de la carretera de acceso al cercano Megapuerto de Chancay.

Según el primer ministro Gustavo Adrianzén, las operaciones del citado terminal, el mayor de la costa del Pacífico de Suramérica, no han sido afectadas por la caída del puente.

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