El Tribunal Correccional de Marsella dictó que tanto Georges S., un ciudadano francés de origen español, como Vasile H., un francés de origen rumano, podrán cumplir la pena en sus casas con un brazalete electrónico.
La Fiscalía había solicitado un año de cárcel para los acusados, pero sin reconocer el carácter terrorista del ataque con tres artefactos, dos de los cuales estallaron en un jardín del Consulado, el 24 de diciembre, al cumplirse tres años del comienzo de lo que Rusia considera una operación especial en Ucrania y occidente una invasión.
Moscú reaccionó al acto con una denuncia de que tenía todas las características de una acción terrorista, exigió una investigación y demandó protección para sus sedes diplomáticas, en sintonía con las Convenciones de Viena.
A raíz del sabotaje, sobre el que inicialmente se habló de cócteles Molotov, la Cancillería francesa condenó cualquier hecho que ponga en peligro la inviolabilidad y la protección de las sedes diplomáticas y consulares, así como de su personal, recordando que se trata de principios fundamentales del Derecho Internacional.
La abogada Rami Chahine, defensora de los dos acusados, quienes trabajan en el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, minimizó lo ocurrido, alegando que no tuvieron la intención de causar daños humanos o materiales.
Los condenados reconocieron la comisión del acto, esgrimieron como motivación inquietudes por la situación de Ucrania y señalaron que los artefactos en cuestión fueron botellas de plástico con una mezcla de nitrógeno y sustancias químicas.
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