Según el texto publicado este miércoles en el sitio oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, el 5 de marzo, el embajador extraordinario y plenipotenciario de la República de Moldavia en la Federación de Rusia, L. Darii, fue convocado a la sede del departamento diplomático.
Al embajador moldavo «se le entregó el texto de la Convención de Viena y una nota verbal reclamando una explicación» de por qué Moldavia no cumple con «las prácticas aplicadas en relación con los jefes de misiones diplomáticas y el orden acorde al cual (los embajadores) presentan sus cartas credenciales».
El ente diplomático precisó que «la presidenta de Moldavia aún no ha aceptado las cartas credenciales del embajador extraordinario y plenipotenciario de Rusia en Chisináu, Oleg Ózerov», quien llegó al país en octubre de 2024, y eso viola la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961.
Las relaciones entre Rusia y Moldavia comenzaron a deteriorarse después de que la presidenta actual, Maia Sandu, que sigue una política proeuropea, llegara al poder en la república a finales de 2020.
El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, afirmó que Moldavia bajo el gobierno actual aspira a convertirse en un país hostil para Rusia, mientras Moscú pide a Chisinau que respete los intereses de sus propios ciudadanos y no obstaculice el desarrollo de contactos humanos y vínculos interregionales con Rusia.
La cancillería rusa pidió, a su vez, a las autoridades moldavas que pongan fin a la retórica de confrontación en el país, destacando que Moscú busca mantener relaciones amistosas con Chisinau y está en contra de los intentos de Occidente de utilizar a Moldavia con fines antirrusos.
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