De acuerdo con la ACNC, ambos países acordaron producir en común el misil aire-aire de último modelo AIM-120 e, igualmente, Japón promueve el desarrollo conjunto de cazas de nueva generación con Gran Bretaña e Italia.
Asimismo, mantiene la construcción conjunta del buque de guerra de nuevo tipo con Australia, la investigación con EE.UU. sobre el uso de las armas de microonda, y el mantenimiento y reparación de buques y aeronaves de tropas norteamericanas.
También, integra los ejercicios militares conjuntos con la OTAN y otras fuerzas armadas de varios países no sólo en la región de Asia-Pacífico sino también más allá de su archipiélago.
Según el texto de la agencia coreana la ambición expansionista de Japón se vio restringida en virtud de diversos aparatos institucionales nacionales e internacionales, «ya que es un criminal de guerra que había causado incontables pérdidas a los pueblos asiáticos en el siglo pasado».
Citó como ejemplo la invalidación del principio de prohibición de exportación de armas que estaba en vigencia durante varios decenios, y presentó los «tres principios de transferencia de pertrechos de defensa» que estipulan la exportación de armas no mortíferas, excepto al desarrollo y producción conjuntos internacionales.
Japón puede desarrollar, producir y vender hasta las armas de ataque y las mortíferas en desacuerdo con la «defensa exclusiva».
El documento refiere que el objetivo de Tokio no es ganar dinero sino modernizar en nivel sofisticado la industria bélica que sustenta en lo material y técnico su intento de convertirse en potencia militar y mejorar su capacidad de cumplimiento de guerra.
arc/dgh