Debemos todavía darle una oportunidad al diálogo, los que dicen lo contrario son irresponsables, señaló a la cadena France Inter, un día después de que el presidente Emmanuel Macron ordenara la expulsión de 12 funcionarios argelinos y llamara a consulta a su embajador en Argel.
París respondió así a las 48 horas dadas el domingo por Argelia para abandonar su territorio a 12 franceses destacados en la embajada gala en el país norafricano, todos adscritos al Ministerio del Interior.
“Las autoridades argelinas asumen la responsabilidad por el deterioro brutal de nuestras relaciones bilaterales”, refleja el texto circulado ayer por el Elíseo, que insta a mostrar compromiso y a conversar.
Barrot tildó de desproporcionada la reacción de Argelia tras el arresto el fin de semana de uno de sus agentes consulares, al esgrimir la independencia de poderes y un acto desligado de las decisiones gubernamentales.
En cambio, la nación norafricana lo calificó de inaceptable y acusó a la derecha francesa de buscar un enturbiamiento de los vínculos.
La Fiscalía Nacional Antiterrorista de Francia indicó el viernes la detención de tres personas sospechosas por el secuestro en abril del año pasado del asilado opositor argelino Amir Boukhors, conocido como AmirDZ, entre ellos el agente de uno de los consulados.
La escalada en la degradación de las relaciones bilaterales se produce justo cuando daba la impresión de que retomaban su curso, después de la conversación telefónica hace dos semanas de Macron con su par Abdelmadjid Tebboune, quienes acordaron poner fin a las tensiones y volver a la cooperación en los ámbitos de seguridad y migratorio.
A raíz de ese diálogo, el canciller Barrot viajó a Argel para perfilar con su contraparte anfitriona, Ahmed Attaf, la colaboración que los mandatarios decidieron retomar después de ocho meses de confrontaciones diplomáticas, que incluyeron acusaciones mutuas y amenazas de París de cuestionar los pactos migratorios de 1968.
En el trasfondo de la crisis está la decisión de Francia de apoyar la postura de Marruecos sobre el Sahara Occidental, cuya independencia Argelia respalda, sin ignorar las heridas del pasado colonial y de la sangrienta guerra de independencia.
Las diferencias crecieron con el arresto en Argel del escritor Boualem Sansal, condenado a cinco años de cárcel por atentar contra la seguridad del Estado, y la negativa a aceptar la deportación de influencers argelinos denunciados por Francia por promover la violencia dentro de su territorio.
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