Dumas, obispo de Anse-à-Veau y Miragoâne, consideró que Su Santidad fue un padre para Haití.
El monseñor destacó la empatía del Sumo Pontífice por el sufrimiento del pueblo haitiano, especialmente frente a la violencia de las pandillas, y su llamamiento a la comunidad internacional para que no se olvide de la llamada Perla de las Antillas.
Con anterioridad, la Conferencia Episcopal de Haití (CEH), expresó con tristeza y profundo pesar por el deceso del papa Francisco, quien trasciende en la historia por la dimensión de su mensaje espiritual.
“El mundo católico está de luto por su partida a sus 88 años de edad, él siempre buscó el amor de Dios, siempre quiso servir a Dios especialmente a través de los más vulnerables, en el sentido material y espiritual, subrayó el portavoz de la CEH, el padre Marc Henry.
Era el pastor de todos, no solo de los católicos, sentenció Henry.
El papa Francisco se fue como siempre vivió: en total confianza en Dios, a quien siempre presentó como el rostro de la misericordia, describió Henry.
Las acciones de Su Santidad como pastor universal de la Iglesia muestran la forma en que miró a Haití, nación con la que tuvo una relación especial y de permanente preocupación, destacó el padre.
El Sumo Pontífice, prestaba mucha atención a cualquier situación que afectara a la dignidad humana, lo que también explicaba sus oraciones y sus posiciones sobre Haití.
«Su constante atención a los migrantes, a los excluidos y a las víctimas de todas las formas de injusticia marcó la historia contemporánea de la Iglesia», sentenció el portavoz de la CEH.
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