Los daños por las propiedades irritantes de dichas sustancias expulsadas por el cráter activo abarcan demarcaciones del Valle Central, que se extiende unos tres mil 250 kilómetros cuadrados entre las provincias de San José, Alajuela, Heredia y Cartago, hacia donde viaja también el azufre despedido por la montaña, que contamina el ambiente y las cercanas corrientes fluviales.
Las declaraciones más recientes de los vulcanólogos recomiendan a la población mantenerse informada por medios oficiales y seguir las instrucciones de las autoridades, ante la continuidad de las expulsiones y sus columnas de gases de varios kilómetros, con cenizas y rocas de altas temperaturas, añadió el canal Trivisión.
Las plumas ascienden miles de metros por encima del cráter por la fuerte actividad eruptiva, hasta el punto que pasajeros de los aviones las observan desde las alturas y transmiten a los medios valoraciones sobre ellas, como la un testigo que aseguró que “el volcán Poás siempre está vivo”, comenta el canal.
Fotografías capturadas desde un avión muestran columnas de humos que ascienden al cielo, minutos antes de que la aeronave aterrice o cuando toma altura, lo cual impacta tanto a pasajeros como a la tripulación, subrayó la edición digital de Trivisión.
El Observatorio Vulcanológico y Sismológico confirmó que esas nuevas erupciones son visibles desde las naves en aproximación hacia el aeropuerto internacional Juan Santamaría de Alajuela.
La Comisión Nacional de Emergencias, por su parte, mantiene activas varias alertas preventivas, como la roja para el área del Parque Nacional que rodea al volcán, hacia la cual el ingreso permanece estrictamente prohibido, so penas de sanciones penales.
Otras zonas cercanas como Sarchí y Grecia conservan la alerta naranja, mientras la amarilla permanece para localidades próximas como Alajuela, Poás, Naranjo, Río Cuarto y Zarcero.
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