Por He Yin*
Con una combinación de políticas favorables a las empresas, un entorno empresarial en constante mejora y una estabilidad social a largo plazo, el país ofrece un terreno fértil para los inversores extranjeros que buscan desarrollo a largo plazo.
En un mundo donde el acceso a un mercado grande e integrado se ha convertido en un bien cada vez más escaso, China destaca.
Su gran peso demográfico -más de mil 400 millones de personas, que incluye más de 400 millones de personas con ingresos medios- ofrece a las multinacionales una base de consumidores inigualable.
Con 180 millones de entidades comerciales y un mercado nacional unificado, China sigue como el escenario más prometedor del mundo para la mejora del consumo, al ofrecer una vía privilegiada para que los inversores extranjeros obtengan una ventaja competitiva.
Esta promesa se hizo patente durante las vacaciones de la Fiesta de la Primavera de este año: Las ventas de las principales empresas minoristas y de restauración aumentaron un 4,1 por ciento interanual, mientras que el turismo nacional se disparó un 5,9 por ciento.
Desde el ajetreo de los cines hasta la creciente demanda de turismo de hielo y nieve, los viajes culturales y los programas de intercambio, los consumidores chinos gastaron con renovada confianza.
Para promover aún más este impulso, China ha publicado un nuevo plan de iniciativas especiales para impulsar el consumo.
El plan consta de 30 políticas distribuidas en ocho secciones, destinadas a fomentar el consumo, mejorar la estructura económica e impulsar un desarrollo de alta calidad.
Como señaló Hamid R. Moghadam, presidente y director ejecutivo de Prologis, la creciente demanda de los consumidores chinos representa una enorme oportunidad de crecimiento que continúa impulsando la expansión de su empresa en el país.
Pero el atractivo de China no reside únicamente en el tamaño de su mercado. En la base de su desarrollo de alta calidad reside su compromiso con la innovación, un potente motor para las empresas extranjeras que buscan consolidar su presencia.
Con un compromiso con el desarrollo de alta calidad, China está acelerando su transformación ecológica, digital e inteligente, lo cual, sumado al sofisticado ecosistema industrial del país, constituye el mejor campo de pruebas para los últimos resultados de la revolución tecnológica y la modernización industrial.
Eventos recientes de alto perfil han puesto de relieve esta agenda de innovación: La Conferencia Anual del Foro de Boao para Asia 2025 se celebró bajo protocolos de neutralidad de carbono, mientras que el Foro de Zhongguancun 2025 presentó una gama de tecnologías de vanguardia, incluyendo helicópteros no tripulados coaxiales de doble rotor para carga pesada y computadoras cuánticas ópticas.
Los observadores globales reconocen ahora de forma rutinaria al país como un centro de innovación, aplauden sus inversiones en inteligencia artificial, manufactura avanzada y nuevos modelos de consumo.
Cada vez más, las multinacionales establecen centros de I+D y de innovación en todo el país, atraídas por una convergencia única de tecnología, talento y ventajas de mercado: un ecosistema que facilita el éxito mutuo.
Esa confianza se traduce en compromisos concretos: La estadounidense Federal Express Corporation (FedEx) está construyendo un centro de transferencia intercontinental en Shanghai.
Siemens Healthineers, una empresa alemana de tecnología sanitaria, ha iniciado la construcción de una nueva planta de fabricación e investigación para producir equipos médicos de alta gama en Shenzhen, provincia de Guangdong, en el sur de China.
El gigante farmacéutico británico AstraZeneca ha anunciado una inversión de dos mil 500 millones de dólares para establecer un centro estratégico global de I+D en Beijing, su sexto centro a nivel mundial.
Estas medidas reflejan una tendencia más amplia detectada en recientes encuestas de confianza empresarial.
Según el Informe de la Encuesta sobre el Clima Empresarial en China 2025, publicado por la Cámara de Comercio Estadounidense en China, casi el 70 por ciento de las empresas estadounidenses de consumo encuestadas planean aumentar sus inversiones en China este año.
El Informe de la Encuesta de Confianza Empresarial 2024/25, publicado por la Cámara de Comercio Alemana en China, reveló que el 92 por ciento de las empresas alemanas tienen la intención de continuar sus operaciones en el país, mientras que el 51 por ciento planea aumentar su inversión en los próximos dos años.
Las estadísticas del Ministerio de Comercio de China muestran que, solo en enero, las inversiones extranjeras del Reino Unido, Corea del Sur y los Países Bajos en China aumentaron un 324 por ciento, un 104 por ciento y un 76 por ciento, respectivamente.
A pesar de que las tensiones geopolíticas y los obstáculos económicos nublan las previsiones globales, el consenso predominante entre los inversores es que China sigue siendo importante, y cada vez más.
Su vasto mercado, su economía resiliente y su vitalidad duradera continúan atrayendo capital extranjero y compromiso a largo plazo.
Para muchos ejecutivos internacionales, China es más que un destino de inversión: es un socio estratégico para el crecimiento futuro.
A medida que el país profundiza su compromiso con la apertura, la innovación y la cooperación global, cultiva no solo la estabilidad, sino también la promesa de una prosperidad compartida: un terreno fértil que generará aún mayores beneficios para las empresas globales.
*Colaborador del Diario del Pueblo
mem/idm