Rudakubana, de 18 años, atacó al funcionario en la prisión de alta seguridad HMP Belmarsh, con el vertimiento de agua hirviendo en una tetera, incidente ocurrido el pasado jueves.
El agente fue trasladado al hospital por precaución, aunque no requirió atención médica adicional ni permaneció ingresado.
El joven fue condenado en enero a cadena perpetua con un mínimo de 52 años de prisión por el asesinato a cuchilladas de Bebe King (seis años), Elsie Dot Stancombe (siete) y Alice da Silva Aguiar (nueve), además de intentar asesinar a otros ocho menores y dos adultos durante una clase de baile con temática de Taylor Swift en Southport.
El tribunal consideró que Rudakubana actuó con plena conciencia del daño, aunque al ser menor de edad en el momento del ataque no recibió cadena perpetua sin posibilidad de libertad.
El ataque en la prisión añade una nueva dimensión al caso, que ya generó una investigación pública para esclarecer cómo un joven con antecedentes violentos pudo cometer una masacre de tal magnitud sin ser detenido antes.
La ministra británica del Interior, Yvette Cooper, pidió respuestas sobre las fallas del sistema que permitieron que el asesino se convirtiera en un peligro para la sociedad.
Este caso conmocionó al Reino Unido y provocó disturbios en varias ciudades tras la difusión errónea de que el agresor era un solicitante de asilo, cuando en realidad nació en el Reino Unido de padres ruandeses.
La justicia británica subrayó la gravedad extrema del crimen y la probabilidad de que Rudakubana pase el resto de su vida en prisión.
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